domingo, 24 de febrero de 2008

Porqué mienten l@s niñ@s

LA MENTIRA EN LOS NIÑ@S


Los hijos se vuelven mentirosos y ello nos preocupa y nos hace sufrir, porque tenemos la sensación de que se nos separan o que en adelante no podemos fiamos de ellos. Este es uno de los problemas principales de la mentira y por eso hay que evitar las rupturas eticas entre padres e hijos, que ésta produce.
En primer lugar, hay que tratar de entender, utilizando nuestra inteligencia emocional, cuáles son los motivos de sus mentiras. A. Berge, en uno de sus clásicos libros sobre educación, dice que la mentira es un signo: el signo de que un niño no se encuentra seguro ante los mayores. Con razón o sin ella, piensa que no podemos o no queremos comprenderle. Por eso es importante restablecer continuamente la relación de confianza, de modo que ellos vuelvan una y otra vez a creer en nosotros.

Falsas mentiras

¿Qué cosas son mentira y cuáles no lo son? Mentir es afirmar algo que sabemos que es contrario a la verdad. El problema es que muchos niños no saben qué es la verdad. Hasta los 4-5 años no tienen una noción precisa de ello. Pueden decir falsedades sin tener intención de engañamos.
Lo que ven, lo que desean, lo que imaginan todo les parece igual. Es la imaginación creadora de aquella niña, citada por A. Berge, que le pidió a su papá que le llevara a ver los patos. Aquel día no había ningún pato en el estanque, y cuando su padre se sentía obligado a seguir buscando, la niña dijo: "no busques más, papá, ya veo los patos ". Y no los veía realmente, pero como hacía casi una hora que tenía la cabeza llena de patos, era como si los hubiera visto. Confundir la realidad con lo imaginado no se puede considerar mentira. Los niños pequeños, afirmando o negando una cosa, la hacen existir o la suprimen; es la así llamada afirmación o negación mágicas.
En el fondo les pasa como a nosotros. Cuando nos cuesta creer alguna cosa (la muerte imprevista de un ser muy querido) decimos "no es verdad, no puede ser"; es decir, eso es tan terrible que no puedo aceptarlo. Cuando un niño pequeño niega algo evidente significa muchas veces que desea suprimirlo, no precisamente que intenta engañamos.

En este caso la acción educativa más conveniente es no precipitarse en llamarle embustero porque no nos está mintiendo. Si dice que se subió a un elefante enorme, no sólo no trata de engañamos sino que quiere comunicamos con toda confianza sus fantasías y nos invita a vivir con él su mundo imaginario. Lo que tenemos que hacer, evitando la brusquedad, es enseñarles a distinguir poco a poco qué cosas son reales y qué cosas no. Si dice que ha visto un gato grande como un tigre es que el miedo le ha hecho aumentar su volumen, y habrá que decirle con humor que eso es una exageración, pero nunca que eso es una mentira.

Las verdaderas mentiras
A partir de los 5-6 años los niños empiezan a mentir de verdad, es decir, cuentan cosas falsas, cuando ya empiezan a distinguir lo verdadero de lo falso, lo real de lo imaginario. Por una parte, habrá que ayudarle a comprender, y esto sin esperar a que nos haya mentido mucho, lo importante que es la confianza para la amistad, y que ésta se gana con la sinceridad y con la verdad. Una educación preventiva debe hacerse antes de que haya empezado a mentir demasiado o al hilo de las primeras mentirijillas.
Otro tipo de reacciones educativas nuestras dependerá de la causa de la mentira. Por eso se describen algunas causas más comunes, añadiendo a continuación las orientaciones más apropiadas.

1. Por temor al castigo
Cuando un niño estropea un vestido o rompe algo, y lo esconde, y después dice "yo no he sido ", o acusa a su hermano, está mintiendo por miedo al castigo. Le entra pánico y se defiende. Es la mentira como reacción al miedo. Si le castigamos por el hecho de haber mentido, la próxima vez mentirá un poco más para retrasar lo más posible el momento de confesar la verdad.
Si hay que castigar, no ha de ser por la mentira en sí, sino para reparar el daño hecho por su precipitación, negligencia, etc. En los ejemplos caseros, le haríamos limpiar lo ensuciado o recoger los trozos sueltos o incluso contribuir con una parte de su paga. Pero la mentira como tal no se castiga, pues se trata de una actitud o reacción que hay que educar. Lo que se castiga son los efectos o daños causados por la mentira, sobre todo a otra persona.
Por tanto, no hay que atacar la mentira de frente ni acusar de embusteros a niños y adolescentes. Si les decimos "estás mintiendo" ellos se sienten doblemente condenados por la torpeza que han cometido y por haber engañado, lo cual produce mayor ruptura afectiva entre ellos y nosotros; y desde luego, si son de carácter asertivo, dificilmente les podremos hacerles confesar.
Lo mejor es dejar que se calmen las cosas. Después, se le puede facilitar suavemente la confesión de la verdad. Si lo hace, entonces se le puede hacer reflexionar acerca de la importancia de decir la verdad, como condición de amistad y confianza, y lo que significa socialmente ser una persona que miente. Pero si sigue negando, hay que saber esperar. En otro contexto, sin relación con lo sucedido, se le pueden transmitir dichas reflexiones acerca del valor de la verdad y el peligro de la mentira.
En todo caso, cuando sepamos con cierta evidencia quién es el causante del daño, se aplican las sanciones reparadoras, pero sin retirar el afecto, que es lo que ellos más temen. Siempre podemos comunicar que ellos son buenos chicos, que estamos encantados con ellos, pero que hoy han tenido un descuido.

2. Por precaución ante los mayores
En muchas ocasiones nos parece que mienten sin motivo, pero lo hacen porque no comprenden las reacciones que tenemos los padres y educadores. Con frecuencia tienen la experiencia de que han cometido fallos que les parecían sin importancia, mientras que nosotros poníamos el grito en el cielo y nos irritábamos muchísimo con ellos. En otras ocasiones, ellos creían que habían hecho algo grave y sin embargo nosotros no le dábamos importancia. No están seguros de nuestro modo de valorar las cosas y les parece más prudente esconderlas. Los mayores y nuestra jerarquía de valores es un enigma para ellos.
Otras veces, el problema es que no comprendemos sus intenciones. Cosas que hacían con buena intención, incluso para agradamos a nosotros, las tomamos negativamente y les acusamos de inconscientes e irresponsables; como aquella niña pequeña que arrastraba el cojín de un sillón para llevárselo a su madre, para que estuviera más cómoda, pero recibe de ella un grito airado por arrastrar el cojín por el suelo.
Es bueno ir realizando una paciente enseñanza acerca del valor e importancia de las cosas, por qué el fin no justifica los medios, etc. Y desde luego intentar comprender sus intenciones y ponerse en su mentalidad, lo cual supone para nosotros un valioso ejercicio de inteligencia emocional. Para evitar la mentira es necesario enseñar a ver y enseñar a actuar.

3. Por presumir de algo
Es el típico niño o adolescente que alardea de proezas que nunca realizó e incluso fecharías que nunca se atrevió a hacer. Así presume de duro. Sabemos que las personas que se dan auto bombo suelen necesitar aprecio o padecen sentimientos de inferioridad en determinados aspectos. Cuántas veces el hijo menor, que oye contar las cosas de los mayores, sus éxitos y sus viajes, siente necesidad de inventar lo que ha visto o lo que ha hecho para que alguien les escuche o les aprecie. Son los niños que dicen "pues yo he visto uno más grande que tú... ", hablando de animales, coches, etc.
No debemos decirles que mienten, en directo, pero tampoco debemos fomentar estas jactancias. La mejor manera de hacerlo es hacerles ver que esas hazañas inventadas no nos impresionan y no les felicitamos por ellas. Por otra parte, hay que tratar de comprender el motivo, es decir, por qué se sienten inferiores o por qué necesitan presumir. También habrá que darle oportunidades de realizar algo en lo que tenga éxito o ver alguna cosa que él pueda contar, etc. para sentirse más satisfecho de sus experiencias. .

4. Por las malas influencias
Los amigos que mienten, enseñan a mentir. Hay líderes negativos en las pandillas que viven más aprisa que los demás, llevan más dinero que los otros, se burlan de la policía, presumen de cometer algunos hurtos en establecimientos de grandes superficies, etc. Es posible que vuestro hijo, no se deje arrastrar por esos malos ejemplos, pero puede hacerse el duro contando travesuras que en realidad no ha cometido, como no pagar el autobús o el metro, escapar de un policía urbano, rayar un coche, etc. Son formas de disfrazarse del líder de la pandilla.
Nuestras reacciones educativas son importantes y a veces son dificiles en estas situaciones. No hay que dar importancia a sus falsas narraciones pero en algún momento hay que decirles que no todo vale y que las fechorías son fechorías. Por otra parte, hay que indagar si está adquiriendo malos hábitos o sólo se trata de contar malas historias para ver cómo reaccionamos. Se puede ir al colegio y preguntar al tutor.
Es interesante también saber desenmascarar la actuación del líder negativo. Decirles que esos no son modos de ser importante ni de influir a los demás; y que probablemente tales jefes de pandilla tienen problemas de seguridad en sí mismos o carencias afectivas que les llevan a proyectarse de esa manera. Finalmente es positivo el hacerle ver que él mismo es valioso porque tiene aspectos positivos, y que no necesita destacar por medio de malos comportamientos.

5. Por fingimiento
Muchas veces fingimos para evitar un esfuerzo. Muchos niños fingen estar agotados o enfermos para librarse de un examen o porque temen ir al colegio por alguna razón, posiblemente porque están mal vistos por los compañeros. A veces no se trata de engaños calculados sino simulaciones defensivas, medio conscientes, que ellos mismos acaban creyéndolas. Es posible que, aunque exageren sus cansancios y malestar, puedan sentir dificultades reales para un trabajo serio y constante. Recordemos las charlas anteriores de niños apáticos o vagos por dificultades endocrinas, etc.
Es peligroso interpretar los fingimientos como claramente intencionados. Como dijimos anteriormente, no se debe castigar el hecho mismo del fingimiento, pues el castigo no modifica los problemas conscientes o inconscientes que existen. Consultemos al médico por si hay alguna causa fisica de su pereza o incapacidad para concentrarse y trabajar. Tomémosle por la palabra: si estácansado para ir a clase, que se meta en la cama todo el día. La sana consecuencia de los actos es el mejor castigo. Probablemente el estar sin hacer nada, sin ver la televisión ni jugar con el ordenador, no le compensará y abandonará la comedia. En todo caso hay que estar atentos para ver si se trata de un bloqueo psicológico real, por algún motivo que no podemos explicamos. En ese caso podemos consultar a un especialista.

Consejos para evitar o prevenir las mentiras
A) Hacerles vivir en un clima de sinceridad. Si nosotros echamos mano de mentiras cada dos por tres, no damos ejemplo de veracidad. A veces le decimos "no hay que hablar de esto con papá o con mamá”; o acudimos a la mentira para evitar una respuesta molesta o embarazosa, desde el "dile que no estoy en casa" hasta otras muchas maneras de dar falsas razones de nuestras negativas a otros hermanos delante de él.
Muy importante: si no les engañamos, ellos nos creerán cuando no puedan entender nuestras razones. Muchos adolescentes comienzan a comprender verdades que no entendían de pequeños. Es mucho mejor decirles que "esto es algo personal y muy delicado que ahora no creo conveniente explicarte", en vez de acudir a falsas razones.

B) Enseñar el valor de la sinceridad. Desde pequeños conviene hablar de estas cosas, haciéndoles ver la importancia de que una persona sea coherente entre lo que dice y lo que hace, la íntima relación que hay entre verdad, lealtad, amistad, etc. Se pueden aprovechar escenas de las series de televisión que ellos ven. Es interesante que sepamos lo que se les dice en los programas de formación humana del colegio, para así rematar discretamente la jugada por nuestra parte, sin aludir al colegio. Tengamos en cuenta que los niños adquieren el sentido de la verdad poco a poco, paso a paso, al hilo de su desarrollo y de su madurez intelectual y moral.
C) No siempre se puede decir toda la verdad, sobre todo cuando se hiere a alguien o se dificultan las relaciones humanas. No se trata de mentir sino de no comunicar todos los datos. Enseñarles que muchas veces lo que llamamos "nuestras verdades" son nuestras opiniones y juicios acerca de otras personas, y no tenemos derecho de echárselas a la cara a nadie.
D) No permitir la mentira que perjudica a alguien. Cuando hay perjuicios de terceros, el castigo está justificado, pero a ser posible, que sea un castigo reparador de la falta. Y al mismo tiempo, antes o después de los hechos, mucho mejor después, intentar hacerles comprender que es un gran valor el ser capaz de asumir las consecuencias de los actos.

domingo, 3 de febrero de 2008

Naciones Unidas, Declaración de los derechos del niñ@

DECLARACION DE LOS DERECHOS DEL NIÑO
NACIONES UNIDAS, 1959


Artículo 1º
El niño disfrutará de todos los derechos enunciados en esta declaración
Estos derechos serán reconocidos a todos los niños sin excepción alguna ni distinción o discriminación por motivos de raza, color, sexo, idioma, religión, opiniones políticas o de otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento u otra condición, ya sea del propio niño o de su familia.

Artículo 2º
El niño gozará de una protección especial y dispondrá de oportunidades y servicios, dispensado todo ello por la ley y por otros medios, para que pueda desarrollarse física, mental, moral, espiritual y socialmente en forma saludable y normal, así como en condiciones de libertad y dignidad. Al promulgar leyes con este fin, la consideración fundamental a que se atenderá será el interés superior del niño.

Artículo 3º
El niño tiene derecho desde su nacimiento a un nombre y a una nacionalidad.

Artículo 4º
El niño debe gozar de los beneficios de la seguridad social.
Tendrá derecho a crecer y desarrollarse en buena salud; con este fin deberán proporcionarse, tanto a él como a su madre, cuidados especiales, incluso atención prenatal y postnatal.
El niño tendrá derecho a disfrutar de alimentación, vivienda, recreo y servicios médicos adecuados.

Artículo 5º
El niño física o mentalmente impedido o que sufra algún impedimento social debe recibir el tratamiento, la educación y el cuidado especiales que requiere su caso particular.

Artículo 6º
El niño, para el pleno desarrollo de su personalidad, necesita amor y comprensión.
Siempre que sea posible, deberá crecer al amparo y bajo la responsabilidad de sus padres y, en todo caso, en un ambiente de afecto y de seguridad moral y material; salvo circunstancias excepcionales, no deberá separarse al niño de corta edad de su madre. La sociedad y las autoridades públicas tendrán la obligación de cuidar especialmente a los niños sin familia o que carezcan de medios adecuados de subsistencia.
Para el mantenimiento de los hijos de familias numerosas conviene conceder subsidios estatales o de otra índole.

Artículo 7º
El niño tiene derecho a recibir educación que será gratuita y obligatoria por lo menos en las etapas elementales. Se le dará una educación que favorezca su cultura general y le permita, en condiciones de igualdad de oportunidades, desarrollar sus aptitudes y su juicio individual, su sentido de responsabilidad moral y social y llegar a ser un miembro útil de la sociedad.
El interés superior del niño debe ser el principio rector de quienes tienen la responsabilidad de su educación y orientación; dicha responsabilidad incumbe, en primer término, a sus padres.
El niño debe disfrutar plenamente de juegos y recreaciones, los cuales deben estar orientados hacia los fines perseguidos por la educación; la sociedad y las autoridades públicas se esforzarán por promover el goce de este derecho.

Artículo 8º
El niño debe, en todas las circunstancias, figurar entre los primeros que reciban protección y socorro.

Artículo 9º
El niño debe ser protegido contra toda forma de abandono, crueldad y explotación.
No será objeto de ningún tipo de trata.
No deberá permitirse al niño trabajar antes de una edad mínima adecuada; en ningún caso se le dedicará ni se le permitirá que se dedique a ocupación o empleo alguno que pueda perjudicar su salud o educación o impedir su desarrollo físico, mental o moral.

Artículo 10º
El niño debe ser protegido contra las prácticas que puedan fomentar la discriminación racial, religiosa, o de cualquiera otra índole.
Debe ser educado en un espíritu de comprensión, tolerancia, amistad entre los pueblos, paz y fraternidad universal, y con plena conciencia de que debe consagrar sus energías y aptitudes al servicio de sus semejantes


COMO HABLAR DE DERCHOS CON LOS NIÑOS

Está claro que son los niños los protagonistas y el centro de los objetivos cuanto a la aplicación de sus derechos. Son ellos los beneficiarios más importantes. Pero está claro también que dependerá de la edad del niño su interés por las cuestiones relativas a los derechos, así como de la manera en que los padres y/o educadores aborden el tema con él. Ayudar a los niños a que comprendan sus derechos no es una tarea tan fácil. Pero es una tarea de todos. No significa que haya que obligarles a tomar decisiones ni posiciones para las que no están preparados en razón de su edad. Es necesario que los padres y/o educadores vayan abordando el tema pasito a pasito con el niño, dando prioridad a los derechos que estén en consonancia con el nivel de su desarrollo. Es decir, se debe evitar mencionar o discutir cuestiones que los niños no entiendan, respetando sus limitaciones y no insistiendo cuando el niño no demuestre interés.

Compromiso y responsabilidades

El interés y la respuesta al tema dependerán mucho de la edad que tenga el niño. Habrá variaciones de opinión entre un niño que tenga tres, seis, nueve o doce años de edad.
La enseñanza por parte de los padres debe ser impartida de forma natural y no siempre y solamente de una forma verbal, y sí con ejemplos que puedan ser introducidos en la vida diaria, a la vez que lo haga saber al hijo de sus derechos. Es decir, que la educación que los padres den a sus hijos considere sus derechos más básicos.

Ayudar a los hijos a comprender sus derechos no quiere decir que ellos dejan que tener responsabilidades. Los derechos también implican responsabilidades y compromisos. Ejemplo: el derecho a la igualdad favorece a tu hijo pero también a los niños de su entorno y a los demás. Con el derecho de opinar ocurre lo mismo. Y así sigue con los demás.
Demostrar, con actos y palabras, a que tu hijo tiene derechos le propiciará una base sólida para que su vida se desarrolle en un espíritu de paz, dignidad, tolerancia, libertad, igualdad y solidaridad.


Guía infantil.com

Nin@s inseguros, niñ@s tímidos

NIÑOS TIMIDOS

Un niño habitualmente activo y despierto se muestra decaído, inapetente o retraído. En otro niño, en general tranquilo, aparecen conductas que denotan ansiedad, inquietud, falta de atención, actividad constante, perturbaciones en el sueño, ataques de furia, etc.

La consulta con el pediatra debe ser siempre el primer paso a fin de descartar cualquier tema orgánico. Si se demuestra que su estado físico es bueno, comenzaremos entonces a investigar las razones psicológicas de los cambios que llamaron nuestra atención.

Entender a un niño tímido

1. Pensemos que los niños manifiestan sus emociones a través de su comportamiento, como así también de sus juegos y sus dibujos. Hace falta mucho recorrido para que puedan expresarse a través del lenguaje y decir por ejemplo: " mamá, estoy triste " o "hecho de menos a papá" o simplemente "no sé lo que me pasa".

2. Recordemos que los niños tienen una sensibilidad mucho más rica que la nuestra para percibir las variaciones en el ambiente: están siempre pendientes de nuestra mirada, nuestros gestos, nuestras presencias y ausencias (aunque parezcan muy concentrados en otra cosa).

3. Consideremos ahora las novedades (buenas y malas) que se sumaron a nuestra vida cotidiana. Hay situaciones menos evidentes y que sin embargo los hijos presienten: discusiones entre los padres, alejamiento, enfermedad o muerte de un familiar, crisis personales, problemas laborales, económicos, por nombrar algunas de ellas.

4. Cada niño tiene su propia modalidad para comunicar su dificultad para entender lo que está pasando. Confiemos entonces en nuestra intuición de madres: encontraremos el momento más adecuado para hablar al niño, con las palabras que nos dicta el corazón, aunque sólo sea para decirle: "entiendo que para ti también es difícil todo esto, pero puedes contar conmigo, intentaré comprenderte".


Haz que tu hijo sea más sociable


Como siempre que hablamos del aprendizaje de nuestros niños, debemos tener en cuenta la forma de aprender que tienen y la que les resulta más fácil.

Normalmente los niños muy pequeños aprenden imitando a sus mayores y desde luego, éstas serán las bases para que el niño siga fomentando estas habilidades cuando sea más mayor.

¿Qué haces para ayudar a tu hijo a vencer su timidez?


Por esto es importante que el niño tenga en sus mayores un ejemplo de sociabilidad, al igual que lo son para otras muchas cosas.
Las casas en las que existen muchas discusiones, o en las que se pierde el respeto por los derechos del otro (cogiendo cosas prestadas sin permiso, fastidiando al otro a drede, etc) son casas aptas para que sus habitantes generen esas actitudes para con el resto.El niño pequeño en esta casa aprenderá a no respetar al otro y más tarde lo practicará en el colegio. Para él es normal porque es lo que ha vivido siempre y necesitará nuevas pautas de aprendizaje difíciles de aprender si en casa todo sigue igual. 

Lo mismo sucederá en casas con pocas visitas o con padres poco comunicativos. A menudo podemos encontrarnos en una comunidad de vecinos o en un chalet en el que las posibilidades de charla con los demás son difíciles por las diferencias de edad de los miembros o por la lejanía con el vecino de al lado. Todos somos celosos de nuestra intimidad, pero si nuestro niño nos ve hablar con el vecino un rato o con el panadero del barrio, aprenderá a comportarse igual y estaremos formando las base para que sea una persona sociable. 

También es importante que en estas primeras edades detectes problemas de autoestima o de inseguridad. Los niños tímidos no confían en sí mismos y lo pasan mal, si lo detectas a tiempo puedes ayudarle a cambiar y a socializarse más. Prémiale las conductas de cercanía hacia otros niños y dale refuerzo en la distancia con la mirada o con los gestos para que se sienta más protegido. Poco a poco comprobará que todos sus miedos son infundados y que puede jugar como el resto. Si consideras que el problema se agranda busca ayuda profesional. En niños pequeños es relativamente fácil cambiar sus comportamientos con pautas sencillas para los padres.

Intenta ser sociable con tu entorno y tu hijo aprenderá de ti


También podemos encontrarnos a parejas muy diferentes entre sí. Puede ser que uno de los miembros sea el tímido y el otro el más sociable, no focalicéis la atención del niño y el cuidado en uno de los dos ya que no estará equilibrado. Si el niño pasa el mayor tiempo con el padre tímido o callado, procurad reforzar esto y cubridlo con tiempo que le dedique la otra persona. Un padre tímido generará un hijo tímido en muchos casos, por eso tendréis que repartiros el tiempo para que el niño pueda aprender de los dos.
El padre sociable reforzará la interacción con otras personas y el padre tímido se ocupará de otros aspectos. Procurad que vuestro hijo aprenda de cada uno lo mejor de vosotros mismos. Aunque no siempre lo conseguiréis el trabajo en equipo tendrá sus frutos. Dedicadle tiempo para explicarle las cosas y los comportamientos adecuados. Recriminándole no aprenderá nada nuevo en positivo y cuando le castigues por una actitud antisocial, explícale porqué y cual es el comportamiento bueno que esperas de él, así no estará

Cuando juega con otros niños...
También es importante enseñar a nuestros niños cual es la mejor manera de comportarse cuando está jugando en grupo. Cuando son pequeños están acostumbrados a ser el centro de atención y si el grupo no atiende a sus deseos es probable que se enfaden.

Como padres, tendremos que enseñarles a reflexionar y a valorar la situación. ¿Qué es más importante? ¿Jugar y divertirse o jugar a lo que yo quiero? Las dos cosas son importantes para él pero puede aprender a tener paciencia, a jugar con los demás y después jugar a lo suyo. Suelen aburrirse con facilidad y necesitan juegos nuevos, entonces será el momento para proponer el suyo.
Tiene que aprender a ser más flexible y a no imponer su criterio, si no, los demás se enfadarán con él y no querrán que participe en el juego. Será muy útil enseñarles con ejemplos cogidos de vuestra vida cotidiana, por ejemplo: “cuando nqueríais ir con los amigos a algún sitio y luego cedisteis porque ellos fueron con vosotros otro día al sitio que queríais”.

Tenéis que enseñarle a solucionar sus problemas con otros niños, no vale el “no le hagas caso”, “pasa de él”, porque es una forma de tranquilizarle en un primer momento, pero no estará aprendiendo estrategias para enfrentarse a las personas conflictivas en un futuro. Enséñale a que defienda sus ideas y a que no se deje achantar por el líder. Tienen que aprender a escuchar y a pedir perdón cuando proceda. Cuando son pequeños saben sacar la rabia y el disgusto pero no saben que hacer y si sus mayores no están ahí para darles soluciones, se sentirán perdidos e indefensos y aprenderán a adaptarse a la situación de manera pasiva. A la larga tendréis un niño con problemas de inseguridad que no sabrá expresar sus sentimientos.

Algunos consejos

Sin salir fuera de casa puedes hacer que tu hijo aprenda socialización:
Déjale que marche a casa del vecino a jugar, también puedes organizar reuniones con otros niños en casa para que realicen juegos comunitarios en los que el compañerismo y el apoyo mutuo les lleven a ganar, todas son buenas maneras de aprender.

En la escuela a menudo organizan actividades de ocio y extraescolares que ayudan a los niños a conocerse mejor y a hacer nuevas amistades. Los grupos de boys-scout también nos servirán, talleres de dibujo o plastelina, todo lo que sea interacción con los demás les vendrá bien. El objetivo es no tener a un niño encerrado en casa con su cuidadora todo el día, necesita refuerzo por muchas vías (padres, familia, amigos, cole, etc)

En invierno resulta más difícil salir de casa y tenerlos más entretenidos por lo que es importante que organicéis actividades y planes para el fin de semana. Podéis quedar con amigos que tengan niños de su edad para que jueguen en el centro comercial o en el parque infantil y organizar las vacaciones navideñas o las de verano con parejas como vosotros, los niños se entretendrán y vosotros también

Por qué se han vuelto tímidos o inseguros?


No se sabe bien el origen de la timidez e inseguridad y sobre ello hay muchas teorías.
- El miedo. Dicen que lo que está inmediatamente debajo de la superficie de la timidez, es el miedo. El tímido es con frecuencia una persona miedosa.
Hay varias clases de miedos. Hay miedosos que temen quedar mal, no hacer con éxito lo que otros le puedan pedir; por eso temen jugar con otros (el niño tímido escapa corriendo de los juegos de prendas). Otros temen expresarse ante los demás y dar su opinión, un miedo que les puede hacer sufrir durante toda su vida o parte de ella.
Otros temen al ridículo, que se rían de ellos, que les vean como especiales. Es un temor a sufrir un daño psicológico. En los casos más profundos son personas que no están nunca relajadas y felices, aunque aparentemente ríen, juegan, saltan, pero permanecen tremendamente suspicaces, no tienen "anchas espaldas" ante las bromas y los chistes.

- Los sentimientos de inferioridad. Suele considerarse como otra de las causas de la timidez e inseguridad. No se sabe cómo surgió el sentimiento de inferioridad o la autoevaluación negativa en ciertos niños. Pero de hecho no confian en sus posibilidades, se sienten débiles y no preparados para la vida, carecen de asertividad y no saben defenderse bien de la manipulación. Muchos de ellos no se evalúan con justicia, pues sus cualidades son mejores de las que ellos creen. Esta inferioridad les va a impedir en su vida muchas posibilidades profesionales. Hay tímidos que no quieren ascensos ni retos profesionales.
- Torpeza psicomotriz. Muchos niños o adolescentes son demasiado precavidos a la hora de participar en actividades de grupo, porque tienen una coordinación psicomotriz poco brillante que les lleva a ser torpes en sus movimientos y a quedar mal en los deportes. Todo ello les lleva a desarrollar un sentimiento de incapacidad fisiológica. A veces estas dificultades vienen de un conflicto interno, no porque tengan defectos fisiológicos sino porque creen que los tienen.

Las causas profundas

¿De dónde surgieron todos esos miedos, sentimientos de inferioridad o torpezas? La herencia, los genes no trasmiten el miedo o la inferioridad. Trasmiten más bien unas disposiciones y un sistema nervioso más o menos sensible.
Muchos creen que la verdadera causa son las experiencias de incapacidad, inseguridad, miedo... de la primera infancia. Es muy dificil saber cuáles fueron los elementos detonantes. En todo caso es algo original, primitivo, que incide sobre un temperamento, un sistema nervioso muy sensible, como acabamos de decir; aunque hay gente sensible que es claramente social y arriesgada. Quizá hubo un momento en que esa sensibilidad se enfocó a un temor hacia sí mismo, a valorarse negativamente a sí mismo, etc. por celos entre hermanos, o por no ser afectuosamente tratados.

Reforzadores de la timidez e inseguridad

El niño, que desde muy pequeño empieza a mostrar una tendencia a la timidez e inseguridad, tiene a veces la desgracia de que, en su educación y crecimiento, se encuentra con "reforzadores" de esa actitud.
- La timidez de los padres. Es algo contagioso. Los padres tímidos suelen producir hijos tímidos, no porque la timidez sea algo que se hereda, sino porque existe una comunicación ambiental, cuando, por ejemplo, los padres mismos temen los contactos sociales y los peligros.
- La super protección. Hay padres y madres que "guardan" a los hijos y quieren enmendar la plana a la vida para que no haya riesgos. Sabemos que desde que nacemos hasta que morimos la vida es un riesgo continuo, pero hay gente que no ha asumido esto de ninguna manera. La superprotección excesiva de todo riesgo puede crear en el hijo/a una sensación de temor a lo desconocido, a cualquier cosa imprevista.

- Las excesivas expectativas. Hay padres que exhiben a sus hijos, les alaban en público y les crean falsas expectativas. Cuando aquel niño pequeño encontró una cosa debajo del armario, los padres pensaron "tenemos un genio en casa". Si a continuación empezó a sacar buenas notas en Primaria, le crearon una expectativa que le obligó a desempeñar el papel de listo e ingenioso, lo que le crearía un sufrimiento continuo cuando empezó a sospechar que no iba a poder quedar a la altura de las expectativas.
- Las críticas y burlas. El desprecio y la burla afectan mucho al que ya es tímido o inseguro de origen. Hay padres y educadores que lo hacen directa o indirectamente. Que se ría de mí mi enemigo o una persona que desconozco, es desagradable. Pero que se ría de mí mi amigo, mi profesor, mi padre o mi madre, eso es mucho peor. Cuanto más cercana es la persona, más grave es el efecto de su burla. Hay una regla de oro en los tratados de la inteligencia emocional que dice: "trata a tu hijo como quieres que los demás le traten".
- Los cambios en la situación familiar. Son circunstancias que también refuerzan la timidez. El niño mayor, al nacer otro hermano, se volvió tímido porque interpretó que se le retiró el cariño. Un menor de cinco hermanos se encontró con que todo el mundo le quería educar, como si tuviera seis padres encima de él; unos le exigían más, otros menos, y otros no le entendían...
- La impaciencia. Los padres y profesores nerviosos e impacientes, que exigen las cosas con prisa y rapidez, refuerzan la timidez. Muchos tímidos son precavidos y lentos, no se les pueden pedir las cosas con impaciencia.

Líneas de ayudaa

A) No empezar atacando los síntomas de frente.
Los síntomas caen cuando se ataca la causa, por ejemplo el miedo. Vayamos quitándole el miedo y dejémosle en paz si tartamudea o se pone rojo, o no tiene amigos todavía. No ataquemos los síntomas sino los problemas de fondo. Por eso no es bueno hablarle de su defecto.

B) Darle oportunidades.
Es importante proporcionarles ocasiones para habituarles a los contactos sociales. Las actividades para escolares deportivas y culturales de los colegios, ayudan a los niños a superar la timidez porque se relacionan con otros en grupos más pe-queños; mucho mejor que en la clase ordinaria, donde se bloquean con treinta compañeros en situación de competitividad.

C) Proporcionar éxitos
Lo que más motiva es el éxito, aunque también es positiva la alabanza discreta. Los pequeños éxitos hacen que el niño crea en sus posibilidades. Por eso son tan positivas las actividades para escolares en las que él encuentra satisfacciones y éxitos que no encuentra en la vida académica. Por eso también el sistema escolar se esfuerza hoy por atender a la diversidad y adaptar el programa a diversos niveles, avanzando hacia una enseñanza personalizada.
Los profesores de apoyo y los programas especiales de estimulación intelectual, empiezan por abajo, dando pequeños pasos y proporcionando pequeños éxitos. La dinámica positiva tiene tres partes: primero se le facilita un éxito con una tarea a la altura de sus posibilidades; en consecuencia el niño logra hacer algo satisfactoriamente; y finalmente se le alaba. Es una alabanza discreta y positiva porque recae sobre hechos reales, no sobre supuestas cualidades de la persona.

D) Relajar tensiones
Se logra en la relación personal, en el diálogo-comunicación con empatía y auténtica escucha. Un niño dificil es como una botella de gas a presión; y lo que mejor destapa esa botella sin estallar, es el diálogo. Aceptándole como es y logrando que él sienta que le queremos como es, se relaja y es capaz de expresar lo que le pasa. Los tímidos suelen tener dentro sentimientos conflictivos y necesitan una mano terapéutica que haga salir fuera estos sentimientos, que los exprese, que los vea e intente calificarlos. Llegará un día en que el niño diga casi llorando, como ocurre en muchas entrevistas clínicas, "es que tengo miedo a..."
Esto puede ser tarea de un especialista, pero muchos padres y educadores pueden lograr bastante en esta línea. En todo caso, enviarle a un especialista no nos inhibe a nosotros de escucharles y aceptarles como son.
E) Las terapias específicas
La psicología conductista ha logrado en muchos casos desbloquear los síntomas cuando ya se habían convertido en causas, creando un círculo vicioso. Hay terapias para superar la tartamudez, la defectuosa psicomotricidad, etc.; la solución de estas dificultades puede ayudar eficazmente a que el tímido pase a enfrentarse con las causas de fondo subyacentes. Pero ocurre a veces que la causa de fondo ha desaparecido, y permanece el síntoma que se ha encasquillado y se ha convertido en causa de la inseguridad o timidez.