viernes, 25 de abril de 2008

¿ COMO EDUCAMOS A NUESTROS HIJOS?

Formas de educar: Estilos educativos

Una de las responsabilidades que los padres y las madres tenemos con los hijos y con las hijas es la de protegerles, o sea, cuidarles y atender sus necesidades, tanto las físicas como las de tipo psicológico.
Para que los hijos se sientan protegidos precisan de los padres y de las madres: aceptación plena; que les demos amor de manera incondicional, sin supeditar nuestro amor a sus conductas, por consiguiente, evitando manifestaciones del tipo: “Si lloras no te querré”; y establecer unos límites adecuados, que les den seguridad y les ayuden a desarrollar las cualidades que consideremos importantes para ellos: responsabilidad, respeto, autonomía, autoestima...

Los estilos educativos son las diferentes formas en que padres e hij@s se relacionan entre sí. Así, el estilo educativo lo va a configurar el conjunto de ideas, creencias, valores, actitudes y hábitos de comportamiento que los padres mantienen respecto de la educación de sus hijos y que guían y orientan su relación con éstos.

De modo resumido podemos señalar dos dimensiones básicas para estudiar los diferentes estilos educacionales:
1) Exigencia paterna ( dos extremos que irían desde un control riguroso y extremo al otro extremo de padres que influyen poco o nada en la conducta de sus hij@s)
2) Disposición paterna a la respuesta (Estarian padres que escuchan, mantienen conversaciones y negocian con sus hij@s de modo razonable a padres que rechazan a sus hij@s y que no muestran interés por las demandas de sus hijo@s)

Según las características antes señaladas, se han definido cuatro estilos básicos, aunque no son estilos puros; cada uno de nosotros tenemos tendencia a emplear uno de ellos más que los otros. La ventaja de conocer las consecuencias de cada estilo es que podremos mejorar nuestra labor como padres y educadores.
Pero pasemos ya a definir cada uno de los estilos educativos y las consecuencias que tienen en nuestros hijos cada uno de ellos, señalando que el estilo particular de cada progenitor se sitúa en alguna parte del continuo definido por los extremos de las dos dimensiones señaladas.

Cómo son los padres Autoritarios:

Estos padres son los que ejercen el mayor control sobre sus hijos y a la vez los que les demuestran menos afecto. Su frase favorita es “porque yo te lo digo”. El 60% de las veces que estos padres se dirigen a sus hijos es para darles órdenes.
Imponen disciplina mediante castigos físicos y verbales, y utilizan el amor hacia el hijo como moneda de cambio para conseguir lo que desean: “si haces eso ya no te quiero”. Castigan el más mínimo error.
A los padres autoritarios les resulta muy difícil controlar sus enfados y suelen pagar las consecuencias de su mal humor con los hijos. No dialogan porque no tienen habilidades negociadoras. Para salirse con la suya, imponen sus argumentos y no admiten réplicas.

Cómo son los hijos de padres autoritarios:


Si acatan bien las normas pueden destacar en la escuela, pero también pueden rebelarse ante ellas. Son niños de mentalidad muy rígida a los que les cuesta cambiar de ideas.
Tienen un bajo autoconcepto y dificultades para tomar iniciativas por sí mismos.
Son niños agresivos. Si la agresividad la dirigen hacía sí mismos pueden somatizar enfermedades, volverse huraños y padecer fobias y terrores nocturnos. Si la agresividad la dirigen hacia fuera pegan a sus compañeros o rompen cosas, consiguiendo el rechazo de los demás, lo que les hace sentirse menos queridos y más agresivos, cerrando el círculo vicioso.

Cómo son los padres Evitativos:

Los padres evitativos toleran muy bien los errores de sus hijos, incluso los más graves. Prefieren no enfrentarse a los hijos para no tener conflictos con ellos. Son indulgentes y permisivos en exceso.
En los hogares de este tipo de padres no existen normas, y se deja que cada uno se las arregle como pueda. Delegan la responsabilidad de la educación en profesores, vecinos, etc.
Este estilo se caracteriza por la indiferencia, tanto hacia las actitudes positivas como negativas, aunque presentan estallidos ocasionales de ira cuando consideran que los hijos se han pasado demasiado. Son padres permisivos y no ofrecen un modelo de referencia que sirva a los hijos para saber cómo deben comportarse.

Cómo son los hijos de padres evitativos:

Son niños inestables, con dificultad para plantearse metas y para trabajar en equipo. Suelen ir mal en la escuela porque no están acostumbrados a esforzarse.
Son niños muy dependientes de los demás. Como se sienten faltos de afecto se van con cualquiera que les acepte. Son propensos a elegir malas compañías y a tener conductas desviadas, a hacer gamberradas, a cometer pequeños delitos, a consumir drogas…

Cómo son los padres Sobreprotectore
s:

Los padres de estilo sobreprotector intentan controlar a sus hijos por medio del chantaje emocional: “Vuelve a la hora que quieras que ya me quedo yo esperándote, preocupada y sola”.
Son padres que no pueden soportar la frustración del hijo y se anticipan incluso a sus deseos. No le dejan pensar, tomar iniciativas poder equivocarse. Potencian las conductas de apego permanente dificultando su individuación, separación y socialización con iguales. Se sienten responsables de los problemas de sus hijos y se culpan por tener que imponer normas, así que no lo hacen. Para que el hijo cumpla le acosan con chantaje emocional. Responsabilizan de cualquier acto al exterior antes que culpabilizar al hijo. Los niños sobreprotegidos no asumen responsabilidades ni desarrollan sus capacidades porque no les dejan. El padre y la madre les hacen las tareas y deciden por ellos. Esto tiene como resultado que los niños suelen sentir miedo, inseguridad, autoestima mermada y dificultades para tomar decisiones, lo cual les lleva a depender en exceso de los demás.

Con frecuencia este estilo se emplea cuando el hijo ha padecido alguna enfermedad, o cuando los padres tienen problemas entre sí y se vuelcan en el hijo.

Cómo son los hijos de padres sobreprotectores:

Son niños incapaces de soportar la más mínima frustración. Tienen muy poca capacidad para controlar sus impulsos.
Son niños inseguros que no saben cómo enfrentarse a los demás cuando no están bajo la tutela de sus padres. No dan valor a nada porque no les ha costado ningún esfuerzo conseguir lo que tienen. Son egoístas ya que están acostumbrados a que los demás estén pendientes de sus necesidades.

Cómo son los padres Asertivos:

Los padres que utilizan el estilo asertivo plantean normas claras, con exigencias adecuadas a cada edad. Utilizan una comunicación abierta y escuchan las necesidades de los hijos. Practican una disciplina inductiva, marcando normas y límites con un estilo de comunicación claro y respetuoso.
En este estilo de educación los hijos conocen por anticipado las consecuencias de no cumplir las normas. Se pactan por anticipado y no dependen del estado de ánimo de los padres.

Se refuerzan las cosas que se hacen bien y sólo se corrigen los comportamientos que se desvían mucho de la norma, porque se sobreentiende que en el proceso de aprendizaje siempre se cometen pequeños fallos.

Cómo son los hijos de padres asertivos:


Son niños con una alta autoestima y confianza en sí mismos. No tienen dificultades para tomar decisiones porque saben de antemano que siempre que se elige se renuncia a algo.
Son niños que mantienen buenas relaciones con los compañeros, les gusta la cooperación y la participación en grupo.
¿Cómo convertirse en un padre asertivo?
No se desanime si ha descubierto que el suyo no es el estilo asertivo. No hay padres que sean asertivos todo el tiempo. Trate de permanecer atento a cómo es su relación con su hijo. Analice qué cosas de cada estilo son las que repite con mayor frecuencia y elija comportamientos alternativos del estilo asertivo.
Tal vez no consiga cambiar la primera vez que lo intente, ni la segunda, ni la vez mil quince, pero puede que sí lo logre cuando haya hecho su intento mil dieciséis. Recuerde que “la mayoría de las veces, el éxito depende de saber cuánto se ha de tardar en lograrlo” (Montesquieu)

¡¡ LOS EXAMENES !!


ANSIEDAD ANTE LOS EXAMENES

ANTES DEL EXAMEN

· Preparación.

La preparación es el elemento clave para reducir la ansiedad. Cuanto más alto sea tu nivel de preparación, menor será tu nivel de ansiedad. El estar listo para un examen, incrementa la confianza en ti mismo.

· No aprendas “De memoria” (Paporretear).

Evita aprender de memoria para tus exámenes. Esta es una manera muy poco efectiva de estudiar. Si aprendes de memoria la noche anterior quizás puedas resolver algunas secciones, pero no recordarás nada de lo que estudiaste antes. (En la mayoría de casos, la información será incluida en tu examen final y para entonces ya te habrás olvidado de todo). Tratar de aprender varias semanas de clase un día antes del examen tampoco funciona. Usualmente, éste no es mejor momento para estudiar porque sentirás ansiedad. Te sentirás presionado(a) y probablemente culpable por estudiar a último minuto; por eso no te podrás concentrar bien. Por favor, no me digas que cuando estudias mucho antes de los exámenes te va peor que cuando estudias el día anterior. ¡Años de estudios sobre cómo estudiar están en tu contra! Si esto te pasa es porque no estas estudiando lo suficiente y no aprendes o no has desarrollado un hábito de estudiar bajo presión. Ambas son maneras negativas y pueden crear ansiedad fácilmente.

· Revisa toda la información.

Estudia de tus libros, cuadernos y cualquier otro material de clase. Combina la información. Domina las ideas generales así como los conceptos específicos presentados en clase.

· Hazte preguntas.

Cuando estudies, transforma los títulos en preguntas y contéstalas utilizando las diferentes fuentes de información de la clase. Hazte preguntas como las que te podría hacer tu profesor(a). También, trata de contestarlas. Es más, pregúntale a tu profesor(a) por exámenes antiguos y practica con ellos.

· Usa ayudas visuales: “Fichas”

Sí, puedes utilizar este tipo de ayuda para organizar tu estudio. Este tipo de ayuda te permitirá disponer de tu tiempo efectivamente. Podrás determinar lo que ya sabes y dispondrás de más tiempo para revisar aquel material que requiere de más estudio.

PIENSA CON CLARIDAD ACERCA DE TU EXAMEN


Cambia tu manera de pensar acerca de tus estudios. Cambiar tu manera de pensar acerca de tus estudios puede mejorar tu desenvolvimiento. El estudio y las calificaciones no son las razones por la cual debes medirte. Puedes estar invirtiendo mucho en tu definición del estudio y la importancia de las calificaciones. Este tipo de pensamiento puede hacer que veas el estudio como algo sumamente difícil de realizar. Estos tipos de pensamientos son únicamente efectivos en causar ansiedad y estrés. Estas reacciones pueden reducir tu capacidad de concentrarte y aprender. Estas reacciones solo confirmaran que estudiar es una tarea imposible para ti. (El concepto del “Círculo vicioso” ¿te suena conocido?)

· Mira tu examen de otra perspectiva.

Un examen es solo un examen; recuerda que habrán muchos más. Esto te ayudará a quitar parte de la carga emocional que ponemos en nuestros exámenes, reduciendo así el estrés y permitiendo que estudies mejor.

· Elimina los pensamientos negativos.

Evita pensar en ti negativamente. Evita enredarte con aspectos negativos relacionados a tu estudio. Enfócate en lo que se necesita hacer y hazlo. Te sorprenderías al saber todo el tiempo que malgastan los estudiantes en cosas que no tienen nada que ver con el estudio.

· Invierte tiempo en planear.

Planea siempre en mejorar tu estudio. Evalúa tu plan de acuerdo a tu desenvolvimiento. Planea maneras de seguir haciendo lo que hiciste bien anteriormente y mejora en lo que creas que aun te falta estudiar.

· Desarrolla expectativas razonables.

Toma un examen a la vez. Trázate metas realistas. Muestra lo que sabes tanto como puedas. Espera un resultado que vaya con tu nivel de preparación. Las expectativas inalcanzables solo te llevarán a la frustración; lo cual, servirán como una buena excusa para rendirte.

ATIENDE TUS NECESIDADES BÁSICAS

· Ten en cuenta que eres más que solo una persona que haces un exámen.
Los estudiantes que se preocupan demasiado por sus exámenes, normalmente se olvidan de sí mismos. Recuerda que tomar un examen es solo una de las cosas importantes de tu vida. También deberías cuidar tus necesidades biológicas, emocionales, psicológicas y sociales.

· "Mente sana en cuerpo sano."

¡Ejercítate! Mantente en buena forma. ¡Aliméntate bien! Mantente al día en tus actividades sociales y de tipo ocioso. Todo esto ayuda a tener buena salud y hacer capaz de deshacerte de la ansiedad hacia los exámenes.

· Dosifica tu estudio.
Estudia por períodos cortos de tiempo. No te olvides que tu mente puede recibir más información si lo haces de a pocos. Toma descansos cada vez que lo creas conveniente.

· Descansa la noche anterior al examen.

Distrae tu mente con otras actividades diferentes al estudio. Descansa. Duerme bastante. Una mente lúcida te ayudará a desenvolverte de la mejor manera. Una mente muy cansada no funcionará de la mejor manera. (Esta es la razón por la cual estudiar hasta tardes horas de la madrugada, no ayuda)

· No abuses de ti mismo.

Una vez que sepas lo que necesitas, deja de estudiar y haz algo relajante. La única razón por la que uno(a) continúa estudiando es por la falta de confianza en sí mismo(a). Sé paciente. El saber cuando parar de estudiar toma tiempo y el lograrlo, impulsa tu sentido de confianza en ti mismo(a) y eleva tu autoestima.

EN EL EXAMEN

· Reflexiona sobré como te encuentras.
¿Cómo estás? ¿Cómo está tu nivel de ansiedad? Si es elevado o moderadamente elevado, tómate un tiempo para relajarte. Aunque te tome tiempo del examen, relajarte hará que aumentes tus posibilidades de rendir un mejor examen y en realidad ahorrarás tiempo.

· ¡Dirígete bien!

A veces, los estudiantes sufren ansiedad al darse cuenta que no saben la respuesta a la primera y/o segunda pregunta. Tienes que decirte a ti mismo(a) que lo harás lo mejor que puedas y que vas a responder primero las preguntas que sepas, luego las que no estés muy seguro(a) y finalmente, las que no sepas. ¡Sigue tu plan!

· Revisa tu examen.

Antes de comenzar a responder las preguntas, revisa el examen completamente. Lee las instrucciones cuidadosamente, dos veces si es necesario. Sigue tu plan y comienza respondiendo las preguntas más fáciles.

· Utiliza tu reloj.

No te apures, mide tu tiempo. Crea un ritmo. Si se te acaba el tiempo, concéntrate en las preguntas que sabes. Asegúrate de que coincidan el número de preguntas con el número de respuestas en la hoja de respuestas

· No te estanques.

No te estanques en una pregunta. Sáltala y continúa con la siguiente. Regresa a las que saltaste cuando hayas acabado con las que puedas. Recuerda que no hay puntos en contra por intentar. RELAJA TU TENSION. Si el estar tensionado te impide responder lo mejor que puedas; tensiona y relaja tu cuerpo cuanto sea necesario durante el examen. Este ejercicio liberará la tensión. Respirar profundamente hacia dentro y afuera, también ayuda a liberar ansiedad.

INFORMAR SOBRE LA ADOPCION

LA ADOPCION

El contexto de adopción incluye un medio ambiente de socialización del niño: la estructura familiar y la práctica general de criar niños, las actitudes familiares relativas a la adopción y comportamiento, y la actitud general acerca de adopción en una comunidad grande. Este contexto puede ayudar a predecir como un individuo va a vivir el ser adoptado. Este medio ambiente familiar comienza desde el momento que el niño es traído a casa.

Es mejor para los hijos adoptivos no recordar nunca una época en la que no sabían que eran adoptados. El hecho de que los padres acepten la adopción como parte de la vida de su hijo lo alienta a desarrollar un sentimiento similar. Es decisivo que los niños conozcan este hecho por boca de sus padres, y que ellos les presenten los datos de una forma positiva y abierta.

La verdad desde el primer día de la adopción

Lo que se recomienda es que desde el primer día en que el niño adoptado llega al nuevo hogar debe comenzar a practicarse una serena franqueza con respecto al tema de la adopción. Cuanto más cómodo se sienta uno con la adopción y su entorno, tanto más a gusto se sentirá el niño, y habrá más posibilidades de que la adaptación prospere.

A parte de concienciar a su hijo de que ha sido adoptado, la discusión temprana sobre adopción tiene dos propósitos principales. El primero es crear un sentimiento dentro de la familia que la adopción es un tema de conversación. Los niños pueden no entender que significa ser adoptado, pero si entienden que los padres se sienten cómodos hablando de eso.

El segundo propósito es darle a los padres la oportunidad de practicar hablar sobre un asunto que envuelve sensibilidad y aspectos dolorosos. En un principio es común tener dificultades en la discusión de algunos aspectos de adopción. Esto es lo que le da más sentido hacerlo primero con un niño pequeño, a quien no le gusta estar muy atento, a diferencia de un niño mayor.
Qué tan libres se sientan de preguntar, dependerá casi enteramente de la seguridad que sientan sus padres como padres adoptantes. Los niños son sensibles a captar sentimientos de ambivalencia en lo que se refiere a las respuestas de sus preguntas, e impartirles información significativa acerca de su adopción.

El modo de informar determina la reacción del niño a la noticia


Antes de querer que tu hijo se acepte cómo hijo adoptado y de que lo entienda, mejor explicar, a través de cuentos, qué es la adopción. Es necesario aclara que adoptar es apenas una forma más de tener un hijo. Con ese contexto existe una infinidad de cuentos. Luego, si parte de tu hijo el interés de saber cómo y donde nació, etc, hay que explicarle poco a poco, según su curiosidad y el grado de entendimiento.

1. Para poder ayudar a tu hijo, primero tienes que estar muy bien aclarado y situado entre tu y tu pareja el tema de la adopción.

2. Comparta la historia personal de tus hijos con ellos. Incluya los detalles sobre el día de su nacimiento ( al menos los que conozca ), información sobre sus antecedentes genéticos y todas las experiencias y relaciones de vida anteriores a su inserción en la familia.

3. Valorice la historia genética, la etnia y las relaciones previas de su hijo adoptivo.

4. Reafirme permanentemente su lugar en la familia. Esto ayudará a calmar posibles temores.

5. Anímelo a que exprese y comparta tus sentimientos.

6. Ayúdalo a externalizar su responsabilidad por las decisiones que sus padres han tomado. Cualesquiera que sean las razones para su ofrecimiento en adopción, tu hijo necesita estar seguro de que las cosas no han sucedido por su culpa.

Los padres de un niño adoptado se preguntan si deben decir al niño que él o ella es adoptado y cómo y cuándo deben de hacerlo. Ellos también desean saber si existen problemas especiales para su hijo.

Los psiquiatras y psicologos de niños y adolescentes recomiendan que sean los padres los que le informen al niño acerca de la adopción. Muchos expertos opinan que se le debe de informar al niño cuando es pequeño. Este enfoque le da al niño, a una edad temprana, la oportunidad de poder aceptar la idea e integrarse al concepto de haber sido "adoptado". Otros expertos creen que el hacerle esta revelación al niño a una edad muy temprana puede confundirlo, ya que éste no puede entender el evento. Estos expertos recomiendan que se espere hasta que el niño sea mayor.

La adopción no es mala ni tampoco vergonzosa
En ambos casos, los niños deben de enterarse de su adopción de boca de sus padres adoptivos. Esto ayuda a que el mensaje de la adopción sea positivo y permite que el niño confíe en sus padres. Si el niño se entera de la adopción, intencional o accidentalmente, de boca de otra persona que no sea uno de sus padres, el niño puede sentir ira y desconfianza hacia sus padres, y puede ver la adopción como mala o vergonzosa, ya que se mantuvo en secreto.

Los niños adoptados querrán hablar acerca de su adopción y los padres deben de estimular este proceso. En las librerías hay excelentes libros de cuentos que pueden ayudar a los padres a explicarle al niño acerca de su adopción.

Reacción del hijo adoptado delante de la verdad
Los niños reaccionan de manera diferente al enterarse de que son adoptados. Sus emociones y reacciones dependen de su edad y de su nivel de madurez. El niño puede negarse a aceptar que fue adoptado y puede crear fantasías acerca de la adopción. Frecuentemente, los niños adoptados se apegan a la creencia de que los dieron porque eran malos o pueden creer que fueron secuestrados. Si los padres hablan con franqueza acerca de la adopción y la presentan de manera positiva, es menos probable que se desarrollen estas preocupaciones.

Todos los adolescentes pasan por una etapa de lucha por su identidad, preguntándose a sí mismos cómo ellos encajan con su familia, con sus compañeros y con el resto del mundo. Es razonable que el adolescente adoptado tenga un marcado interés en sus padres naturales durante esta etapa. Esta curiosidad expresada es común y no quiere decir que él o ella esté rechazando a los padres adoptivos. Algunos adolescentes pueden desear conocer la identidad de sus padres naturales. Los padres adoptivos pueden responderle al adolescente dejándole saber que es correcto y natural tener ese deseo. A los adolescentes que preguntan generalmente se les debe dar, con tacto y mediante una conversación dándole apoyo, la información sobre su familia natural



por: Guíainfantil.com

miércoles, 23 de abril de 2008

¿Genio y figura ?: sobre el temperamento infantil

¿Qué es el temperamento?

El temperamento es un estilo de reacción constante que una persona manifiesta en distintas situaciones. El temperamento de un niño aparece poco después del nacimiento, y se cree que los rasgos de temperamento nos acompañan toda la vida. Por supuesto, las interacciones entre el temperamento del niño y el medio donde vive desempeñan un papel importante y determinan cómo se desarrollará con el tiempo.

Los padres con más de un hijo saben desde el nacimiento que cada hijo será diferente. Estas diferencias, que aparecen desde el nacimiento, demuestran que cada niño tiene lo que se denomina temperamento o estilo característico e individual de aproximarse a las situaciones y a las demás personas. Más adelante se irá conformando el carácter para concretar, alrededor los 18 años, lo que se llama la estructura de la personalidad.

En cierta época se consideró que el temperamento era hereditario, que se determinaba por "humores corporales", glándulas e incluso la constitución del cuerpo. La psicóloga Patricia Zamorano, de la Universidad Central de Chile, explica que hoy en día se entiende que el temperamento “es producto también del ambiente; aún cuando la herencia es una influencia importante, el estímulo externo, es decir, situaciones ambientales, modelan y desarrollan el temperamento que posteriormente definirán en el adolescente una personalidad”

Tras observar a cientos de niños desde el nacimiento hasta concluida la infancia, los investigadores de la conducta identificaron nueve aspectos del temperamento -nivel de actividad física y motora; regularidad en el funcionamiento biológico (dormir, comer, evacuar); disposición para aceptar personas y situaciones nuevas; adaptabilidad al cambio; la sensibilidad a la luz, ruido y otros estímulos sensoriales; humor (alegría o disgusto); intensidad en las respuestas; grado de atención; persistencia- y resolvieron categorizarlos en tres grupos: temperamento fácil, difícil y de reacción lenta.

Muchas veces los padres intentan encontrar un sentido a lo que hace su bebé. Por ejemplo, si una madre ve que su hijo gruñe mucho tal vez diga que tiene la personalidad de su padre o que es un enojón. Esto es erróneo y pasa porque la madre intenta comprender el temperamento del bebé y darle un sentido, el cual se verá afectado por el tipo de vínculo temprano que ella establece con ese niño -de un modo seguro o ambivalente, evitativo o desorganizado- intentando ponerle un sello o una etiqueta lo más temprano posible para aproximarse a su bebé y así poder interactuar con predisposición frente a lo desconocido”

Muchas veces sucede que el niño para el resto de las personas es tranquilo y responde bien a los estímulos externos, y por lo tanto esta etiqueta de “gruñón” no concordaría con la impuesta por los padres. “Esto permite que nos demos cuenta que las formas de entender el temperamento del bebé pasan por las reflexiones parentales, y por lo tanto no existe necesariamente una realidad única y común para todos, y a la larga provocaremos en el niño una predisposición a formar su personalidad sobre la base de la etiqueta impuesta prematura y ansiosamente por los padres”, explica la especialista.
los padres no deberían sorprenderse o desilusionarse con el temperamento de su bebé. En lugar de esto, deben aceptar a sus hijos tal como son y aprender sus gustos y disgustos. “no podemos proyectar en un niño de 2 años un adulto, debemos tener ciertas pautas o guías facilitadoras para tratar a los niños según su temperamento, pero no predisponerlos a una cierta estructura de una manera tan temprana y prematura” (Patricia Zamorano).

¿Cuáles son algunos de los diferentes tipos de temperamento?

Como señala Sharon Kingston, muchos niños, aunque no todos, entran dentro de una de las siguientes tres categorías de temperamento:

Tranquilo: Los niños con temperamento tranquilo se caracterizan por adaptarse fácilmente a su entorno, abordar cada situación nueva sin miedo y tener un carácter positivo y afable. Es el temperamento infantil más común.
• Difícil: Los niños con temperamento difícil se caracterizan por adaptarse lentamente a su entorno, retraerse ante una situación nueva y tener un carácter vehemente. Se suele decir que son bebés fastidiosos, y lloran más que los niños de temperamento tranquilo.
De reacción lenta: Estos niños se caracterizan por adaptarse al entorno con lentitud, pero mostrando un interés positivo una vez que se acostumbran al medio. Estos niños también pueden ser fastidiosos, pero su mal carácter tiende a ser más afable que el de los niños de temperamento difícil.

Los temperamentos de los niños más grandes se caracterizan por seguir una escala dentro de las siguientes cuatro dimensiones:

Actividad: Se refiere, como es lógico, a la tendencia infantil de moverse y conectarse de manera activa con las cosas a su alrededor. Los niños que prefieren actividades tranquilas sedentarias son menos activos dentro de esta dimensión. Los niños que prefieren actividades físicas más bulliciosas son más activos dentro de esta dimensión.
Acercamiento/Retraimiento: Se refiere a la primera reacción del niño ante una persona o situación desconocida. Los niños más próximos al acercamiento en la escala encaran las situaciones nuevas con facilidad y entusiasmo. Los niños más próximos al retraimiento se muestran tímidos cuando conocen gente nueva y pueden necesitar que les den mucho ánimo para encarar situaciones desconocidas.
Persistencia en las tareas: Se refiere a la tendencia infantil de no abandonar una tarea hasta terminarla. Por lo general, un niño con una alta persistencia termina las tareas propias de su edad, como manualidades o los deberes, aunque haya
interrupciones. Un niño con poca persistencia tiene dificultades para llevar a cabo un proyecto, en especial si hay interrupciones o se encuentra en entornos con muchas distracciones.
Reactividad negativa: Se refiere a la tendencia infantil de disgustarse ante situaciones cotidianas. Los niños más reactivos dentro de la escala se caracterizan por enojarse con facilidad o ser muy temperamentales. Los niños menos reactivos dentro de la escala se caracterizan por ser de trato fácil y por tener menos tendencia a enojarse frente a situaciones nuevas o complicadas.

¿Cómo deberían responder los padres ante el niño según los diferentes temperamentos?

Como apunta Sharon Kingston, lo mejor que pueden hacer los padres para que el niño desarrolle su potencial es observar sus preferencias y tendencias naturales y valorar esas características. Así, pueden estructurar el entorno del niño y sus reacciones como padres de una manera que concuerde con los talentos y la personalidad del niño. Por supuesto, los padres son responsables de ayudarlo a desarrollar nuevas habilidades y aprender a ser flexible frente a aquellas situaciones que puedan incomodarlo. La mejor forma de ayudarlo es comenzando de a poco. Los padres deben observar qué es lo que menos le cuesta y luego presentarle retos algo mayores.

domingo, 20 de abril de 2008

APRENDER ACTITUDES

ACTITUDES Y FAMILIA

Las actitudes tiene una destacada importancia en el campo de la vida social y en la estructura general de la personalidad, porque actúan como variables en favor o en contra del objeto al que se dirigen.

Se han dado muchas definiciones, entre las que optamos por la que propone
Sarabia: "Tendencias o disposiciones adquiridas y relativamente duraderas a
evaluar de un modo determinado un objeto, persona, suceso o situación y a
actuar en consecuencia con dicha evaluación".

De ello se deduce que las actitudes se caracterizan por los siguientes rasgos o elementos comunes: se aprenden a través de la experiencia y la interacción social, predisponen a la acción, a comportarse de una determinada manera, están dotadas de carga afectiva, son variables en intensidad, tienen una dimensión temporal.
Los autores distinguen en las actitudes tres componentes fundamentales:

1. Componente cognitivo. Es el aspecto intelectual de lo que uno cree o
percibe sobre algo, y está formado por una convicción o creencia (de ahí la
diferencia con una simple opinión), verdadera o falsa, relativamente estable.

2. Componente afectivo. Es la dimensión más característica de las actitudes.
Se refiere al carácter agradable o desagradable asociado con la convicción o
creencia. De ello dependerá el signo, positivo o negativo, de la actitud. A
veces el componente afectivo tiene tal prevalencia sobre el cognitivo, que
nos arrastra a tomar decisiones poco o nada razonables.

3. Componente conductual. Es la predisposición habitual a comportarse en
una determinada dirección, si bien la conducta no tiene por qué producirse
de forma necesaria. El componente conductual es un elemento de gran
valor social y educativo por su capacidad para predecir la conducta.

Lo ideal es que exista entre los tres componentes el debido equilibrio y
congruencia, y una relación estrecha entre la actitud que se mantiene y la
conducta que se practica, aunque no es fácil, porque en la determinación de la conducta intervienen también otras variables: expectativas, rasgos de
personalidad, normas, factores situacionales, etc.

Las actitudes cumplen una serie de funciones en la economía social del sujeto: permiten comprender el mundo en que se vive, protegen la autoestima, facilitan el ajuste al medio y favorecen la expresión de los valores personales.



LA FAMILIA COMO FUENTE DE ACTITUDES PARA
LOS HIJOS


La familia es el primer agente de formación de actitudes para sus miembros
más pequeños. Como es lógico, la educación familiar debe tender a forjar en
los hijos el mayor cúmulo posible de actitudes positivas. Enumeramos algunas de aquellas que son básicas para un buen desarrollo personal y social:

• Desarrollo de actitudes motivacionales. Los niños deben aprender
a superarse y encontrar autosatisfacción por la tarea bien realizada;
es necesario convencerles de que son capaces de alcanzar las metas
propuestas, lo que contribuye a afianzar la autoestima y la imagen de
sí mismos. Hay que enseñarles también a ser realistas y a aceptar
sus limitaciones.

• El marco familiar debe crear un contexto de responsabilidad en el
que el niño aprenda a cumplir con ciertas obligaciones y
compromisos, de esta manera desarrollará un conjunto de actitudes
que le empujarán a dar respuesta a las demandas personales y
sociales, porque la responsabilidad tiene siempre una vertiente
individual y una vertiente colectiva. El niño es capaz de asumir
responsablemente que además de derechos tiene también deberes.
En esta labor la familia debe verse apoyada por la escuela, sobre todo
evitando que surjan disonancias entre lo que proponen una y otra
institución, porque de ser así al niño se le crearía un conflicto difícil de
superar.

• Los hijos necesitan orientación y apoyo de los padres en la
realización de sus proyectos. Cuando los padres cumplen
debidamente con ello conseguirán además que sus hijos desarrollen
actitudes de colaboración y participación.

• Formación de la voluntad mediante el refuerzo del autocontrol como
clave fundamental del éxito personal y profesional. Ello exige
vencimiento de sí mismo y reconocimiento de la importancia de los
esfuerzos y las gratificaciones a largo plazo.

La familia puede ser también transmisora de actitudes inadecuadas en
determinados casos:

• Cuando no se da una actitud educativa clara y coherente entre el
padre y la madre, adoptando uno y otra posturas opuestas, o bien
variando cada uno de ellos su postura según su estado emocional, lo
que provoca inseguridad, indecisión y falta de iniciativa en sus hijos.

• Cuando el clima familiar está dominado por constantes tensiones y
el niño vive en una situación de abandono físico real, pero sobre todo
afectivo y comunicativo.

• Las actitudes de dominio, rigidez y sobreprotección son pautas
negativas inadecuadas.

sábado, 19 de abril de 2008

El sano ejercicio de la autoridad con los hijos

DISCIPLINA INDUCTIVA : un camino hacia la responsabilización.

A medida que los niños van creciendo, la argumentación de una norma debe ir enriqueciéndose con razonamientos de los padres que expliquen porqué se acepta una petición y, sobre todo, porqué es rechazada una demanda o es exigida una determinada conducta. Es decir, desde que el niño o la niña comprenda el lenguaje hablado es conveniente que se le expliquen las razones de las exigencias sociales que establecemos y los rechazos a sus peticiones. Estas explicaciones han de tener en cuenta la edad del menor, evitando grandes disertaciones que no van a entender; la comunicación, el mensaje ha de ser sencillo, claro, gráfico, entendible. La explicación tiene dos efectos fundamentales:

− Favorecer la interiorización de las normas de forma que éstas pasen de tener un origen en la autoridad a ser comprendidas como necesarias y útiles.

− Obligar a los adultos a explicar su conducta y, por consiguiente, a hacerla
comprensible y razonable. Las explicaciones son una forma de controlar las conductas injustificadas de los adultos.

Esta forma de disciplina se distingue de la autoritaria -que impone las normas sin explicarlas y de forma unilateral- y de la “negligencia” -que no se ocupa de controlar y fomentar conductas adecuadas en el niño-.

Esta forma de disciplina se distingue también del chantaje emocional -recurrir a señalar las consecuencias negativas que su conducta tiene para los padres o para el vínculo afectivo-, porque pone el énfasis en las razones objetivas que hacen a esa conducta adecuada o no. Los padres no deben recurrir a razones como, “me haces sufrir”, “me vas a matar”, “voy a dejar de quererte”, ... sino en las consecuencias objetivas que para el hijo y los demás tiene su conducta y en el valor- sentido de la norma. De esta forma, si un niño no estudia adecuadamente, el problema no debiera ser el disgusto que esto produce en sus padres, sino las consecuencias que esta conducta tiene , en este caso, fundamentalmente para el propio niño.

En ningún caso debe recurrir al maltrato para doblegar la voluntad del niño ni al
abandono de sus obligaciones de control.

Los argumentos básicos de la disciplina inductiva son:

1.- Las normas se basan en razones y se consensuan entre quien manda y quien tiene que obedecer. En todo caso tienen una justificación conocida por la autoridad. Por tanto se conocen las razones de las normas, a diferencia de la disciplina autoritaria.

2.- Las normas se razonan cuando se exigen. La autoridad las explica de la forma más didáctica posible. En esto también se distingue de la disciplina autoritaria.

3.- Las razones que se dan intentan poner de manifiesto el interés de la norma para el que tiene que obedecerla, no para el que la impone. (En esto se diferencia del chantaje emocional que se caracteriza porque las razones se dan en función de quién pone la norma)

4.- La autoridad está dispuesta a cambiar la norma si hay buenas razones para ello.

5.- Quien obedece tiene derecho a discutir la norma y las razones en que se basa. Debe ser escuchado y puede hacer cambiar de opinión a quien tiene autoridad.

6.- Autoridad y persona que obedece pueden y deben apelar a la coherencia, de forma que las normas tengan cierto grado de estabilidad. Esto permite que sean conocidas y predecibles de manera que no se estén en continua discusión.

7.- La autoridad y quien obedece reconocen que finalmente, en el caso de la
relación entre padres-hijos menores hay una asimetría que debe ser respetada. La norma no es el resultado de una pura negociación, sino que los padres tienen la responsabilidad de proteger a los hijos y satisfacer sus necesidades. Si después de todo el proceso de disciplina inductiva no hay consenso, los padres deben asumir la responsabilidad de exigir el cumplimiento de la norma que ellos consideran justa. La disciplina inductiva reconoce que finalmente la relación padres-hijos es necesariamente asimétrica y que los padres no deben perder el control, si desean cumplir su función protectora y educadora.
En esto se distingue de las formas educativas que renuncian a las exigencias y a la disciplina.

8.- El proceso de socialización en las normas va haciendo cada vez más autónomo a los niños, ya que van asimilando las razones de las normas y autocontrolando su conducta. A lo largo del proceso, los niños deben participar cada vez más en la elaboración de las normas y las razones que las justifican o las hacen criticables e, incluso, en el cambio de las mismas.

El final deseable de la disciplina inductiva es el que cada persona construya su
autonomía moral.

Todas las estrategias de la disciplina inductiva están orientadas a que los niños tengan que dejar de obedecer a los adultos, construyendo sus propios valores y aprendiendo a tener conductas coherentes con ellos.