miércoles, 23 de abril de 2008

¿Genio y figura ?: sobre el temperamento infantil

¿Qué es el temperamento?

El temperamento es un estilo de reacción constante que una persona manifiesta en distintas situaciones. El temperamento de un niño aparece poco después del nacimiento, y se cree que los rasgos de temperamento nos acompañan toda la vida. Por supuesto, las interacciones entre el temperamento del niño y el medio donde vive desempeñan un papel importante y determinan cómo se desarrollará con el tiempo.

Los padres con más de un hijo saben desde el nacimiento que cada hijo será diferente. Estas diferencias, que aparecen desde el nacimiento, demuestran que cada niño tiene lo que se denomina temperamento o estilo característico e individual de aproximarse a las situaciones y a las demás personas. Más adelante se irá conformando el carácter para concretar, alrededor los 18 años, lo que se llama la estructura de la personalidad.

En cierta época se consideró que el temperamento era hereditario, que se determinaba por "humores corporales", glándulas e incluso la constitución del cuerpo. La psicóloga Patricia Zamorano, de la Universidad Central de Chile, explica que hoy en día se entiende que el temperamento “es producto también del ambiente; aún cuando la herencia es una influencia importante, el estímulo externo, es decir, situaciones ambientales, modelan y desarrollan el temperamento que posteriormente definirán en el adolescente una personalidad”

Tras observar a cientos de niños desde el nacimiento hasta concluida la infancia, los investigadores de la conducta identificaron nueve aspectos del temperamento -nivel de actividad física y motora; regularidad en el funcionamiento biológico (dormir, comer, evacuar); disposición para aceptar personas y situaciones nuevas; adaptabilidad al cambio; la sensibilidad a la luz, ruido y otros estímulos sensoriales; humor (alegría o disgusto); intensidad en las respuestas; grado de atención; persistencia- y resolvieron categorizarlos en tres grupos: temperamento fácil, difícil y de reacción lenta.

Muchas veces los padres intentan encontrar un sentido a lo que hace su bebé. Por ejemplo, si una madre ve que su hijo gruñe mucho tal vez diga que tiene la personalidad de su padre o que es un enojón. Esto es erróneo y pasa porque la madre intenta comprender el temperamento del bebé y darle un sentido, el cual se verá afectado por el tipo de vínculo temprano que ella establece con ese niño -de un modo seguro o ambivalente, evitativo o desorganizado- intentando ponerle un sello o una etiqueta lo más temprano posible para aproximarse a su bebé y así poder interactuar con predisposición frente a lo desconocido”

Muchas veces sucede que el niño para el resto de las personas es tranquilo y responde bien a los estímulos externos, y por lo tanto esta etiqueta de “gruñón” no concordaría con la impuesta por los padres. “Esto permite que nos demos cuenta que las formas de entender el temperamento del bebé pasan por las reflexiones parentales, y por lo tanto no existe necesariamente una realidad única y común para todos, y a la larga provocaremos en el niño una predisposición a formar su personalidad sobre la base de la etiqueta impuesta prematura y ansiosamente por los padres”, explica la especialista.
los padres no deberían sorprenderse o desilusionarse con el temperamento de su bebé. En lugar de esto, deben aceptar a sus hijos tal como son y aprender sus gustos y disgustos. “no podemos proyectar en un niño de 2 años un adulto, debemos tener ciertas pautas o guías facilitadoras para tratar a los niños según su temperamento, pero no predisponerlos a una cierta estructura de una manera tan temprana y prematura” (Patricia Zamorano).

¿Cuáles son algunos de los diferentes tipos de temperamento?

Como señala Sharon Kingston, muchos niños, aunque no todos, entran dentro de una de las siguientes tres categorías de temperamento:

Tranquilo: Los niños con temperamento tranquilo se caracterizan por adaptarse fácilmente a su entorno, abordar cada situación nueva sin miedo y tener un carácter positivo y afable. Es el temperamento infantil más común.
• Difícil: Los niños con temperamento difícil se caracterizan por adaptarse lentamente a su entorno, retraerse ante una situación nueva y tener un carácter vehemente. Se suele decir que son bebés fastidiosos, y lloran más que los niños de temperamento tranquilo.
De reacción lenta: Estos niños se caracterizan por adaptarse al entorno con lentitud, pero mostrando un interés positivo una vez que se acostumbran al medio. Estos niños también pueden ser fastidiosos, pero su mal carácter tiende a ser más afable que el de los niños de temperamento difícil.

Los temperamentos de los niños más grandes se caracterizan por seguir una escala dentro de las siguientes cuatro dimensiones:

Actividad: Se refiere, como es lógico, a la tendencia infantil de moverse y conectarse de manera activa con las cosas a su alrededor. Los niños que prefieren actividades tranquilas sedentarias son menos activos dentro de esta dimensión. Los niños que prefieren actividades físicas más bulliciosas son más activos dentro de esta dimensión.
Acercamiento/Retraimiento: Se refiere a la primera reacción del niño ante una persona o situación desconocida. Los niños más próximos al acercamiento en la escala encaran las situaciones nuevas con facilidad y entusiasmo. Los niños más próximos al retraimiento se muestran tímidos cuando conocen gente nueva y pueden necesitar que les den mucho ánimo para encarar situaciones desconocidas.
Persistencia en las tareas: Se refiere a la tendencia infantil de no abandonar una tarea hasta terminarla. Por lo general, un niño con una alta persistencia termina las tareas propias de su edad, como manualidades o los deberes, aunque haya
interrupciones. Un niño con poca persistencia tiene dificultades para llevar a cabo un proyecto, en especial si hay interrupciones o se encuentra en entornos con muchas distracciones.
Reactividad negativa: Se refiere a la tendencia infantil de disgustarse ante situaciones cotidianas. Los niños más reactivos dentro de la escala se caracterizan por enojarse con facilidad o ser muy temperamentales. Los niños menos reactivos dentro de la escala se caracterizan por ser de trato fácil y por tener menos tendencia a enojarse frente a situaciones nuevas o complicadas.

¿Cómo deberían responder los padres ante el niño según los diferentes temperamentos?

Como apunta Sharon Kingston, lo mejor que pueden hacer los padres para que el niño desarrolle su potencial es observar sus preferencias y tendencias naturales y valorar esas características. Así, pueden estructurar el entorno del niño y sus reacciones como padres de una manera que concuerde con los talentos y la personalidad del niño. Por supuesto, los padres son responsables de ayudarlo a desarrollar nuevas habilidades y aprender a ser flexible frente a aquellas situaciones que puedan incomodarlo. La mejor forma de ayudarlo es comenzando de a poco. Los padres deben observar qué es lo que menos le cuesta y luego presentarle retos algo mayores.

No hay comentarios: