miércoles, 12 de diciembre de 2007

Importancia de la Familia en el desarrollo del niñ@: la educacion en valores

La familia como contexto de desarrollo

· La Función Parental: Proporcionar afecto, protección, enseñar normas y garantizar su integración socio-familiar.
· La educación: suministra al niño las capacidades que le posibiliten amar, trabajar y relacionarse.
Aspectos evolutivos a estudiar

1º Variables evolutivas del niño: qué conductas normarles corresponde a cada edad., aunque sea insoportable para el adulto. Atento a los procesos de “exilio” o hiperprotección ante los TC.
2º Caracteristicas individuales: Diferenciar normalidad, de situación de riesgo y de patología. Identificar factores de déficit madurativo, sensoriales,… Conocer temperamento, posible vulnerabilidad del niño.
3º Actitudes educativas: “Educar es hacer personas”.
La formación de una conducta ética en los niños exige a los adultos una clara conciencia del valor que le damos a las cosas. Hay que dar autoridad y afecto.
La educación, estructuración de la personalidad y transmisión de actitudes :
+ una relación educativa: intimidad, dejar sello en el educando
+ Identificación con el modelo: asuma como propio escalas y valores del
otro. Aprenden de lo que ven no de lo que le decimos. Si no nos valora
no asumirá el modelo, no nos copiará y no se identificará.
+ La Presencia: con respeto que se nutre del amor y el temor.
- La relación de amor se funda en el deseo de hacer feliz al otro.
- El temor en el reconocimiento de una superioridad del otro, de una valía que nos lleva a la admiración y a la identificación. En la autoridad se dicta lo bueno y lo malo, se marcan los límites que se aguantan con autoridad.
+ La Seguridad es la sensación del “yo puedo”. La afectividad se constituye como el eje vertebral de la seguridad del niño. Necesita sentirse importante porque es valorado por otros que le admiran y le protegen. Necesita ser comprendido, aceptado, tolerado
4º Circunstancias Familiares: Clima emocional; estilo educacional, Interacción padres – hijos. En estas ultimas influyen:
+ caracteristicas de los padres, del niño, actitudes recíprocas y
respuestas de los unos a los otros.
+ Contexto familiar: marco que envuelve a los miembros de una
familia y permite su desarrollo personal: sosegado y dinámico.
+ Presiones internas: eventos de transición evolutiva en la familia
+ La familia como factor de Protección o de Riesgo.

ESTILOS FAMILIARES
1) Hiperorganizadas: padre o madre dominante, rígidas, con un exagerado sentido del deber y la moralidad.
2) Desorganizadas: Padres emocionalmente inmaduros.
3) “Con padre ausente”, en el rol de padre y educador.
4) “De fachada”, con un hogar aparentemente intacto y feliz, encubriendo conflictos que se mantienen en difícil equilibrio, con blindaje hacia fuera
5) Policial: se cuestiona continuamente la sinceridad y la veracidad de las respuestas y los actos de sus miembros
6) Familia donde reina la incomunicación.
7) Familias donde domina la dimisión parental de las vertientes educativas, afectivas y suministro de cuidados. Muchos padres se sienten incapaces de cubrir esta función dudando de su propia capacidad para imponer disciplina a sus hijos, teniendo unas consecuencias nefastas pues pasan a ser déspota y tiranos.
TRABAJO CON LOS PADRES





Valores en la Familia


Es a través de un verdadero proceso de aprendizaje social como las personas asumen valores que van a servir de guía de su conducta social; lo bueno y lo malo, lo deseable y lo rechazable, siendo la familia responsable en la construcción de valores
1. Conceptos básicos
Los valores son metas que guían la conducta de los seres humanos y se ordenan según su importancia subjetiva Hay valores instrumentales para la consecución de determinados fines, distinguiendo los valores de competencia ( ser capaz, curioso, imaginativo,..) y valores morales ( ser honesto, responsable, empático,..). Están los valores terminales son más persistentes en el tiempo, e incluye valores personales ( felicidad, armonía interior,..) y valores sociales (la igualdad, la justicia,..)
En el proceso de aprendizaje del sistema de valores se aprenden las prioridades de unos valores sobre otros y la búsqueda del necesario equilibrio entre la satisfacción de metas personales y las necesidades del grupo social en el que se vive.

1.1. Familia, valores y adaptación
Los valores son elementos muy centrales en el sistema de creencias de las personas y están relacionados con estados ideales de vida que responden a nuestras necesidades como seres humanos, proporcionándonos criterios para evaluar a las personas, los sucesos y a nosotros mismos. Los valores se mantienen y desarrollan en la medida que son potenciadores de la autoestima y de la competencia social.
Una familia que tiene capacidad para enfrentarse y solucionar sus conflictos posee un bienestar familiar, apareciendo éste como un valor esencial, junto al valor de la seguridad, la responsabilidad, la paz, la lealtad, el respeto, etc, valores cuyo objetivos implican un estrecha interrelación.
También suele señalarse el valor de la obediencia que tiene un componente de sumisión y de normativa grupal y empuja a adoptar una serie de obligaciones mutuas que generan una estrecha vinculación entre sus miembros.

1.2. La familia como escenario de construcción de valores

El Aprendizaje de valores se suele realizar en un ambiente de proximidad, comunicación, afecto y cooperación. La función socializadora de la familia consiste en algo más que la mera transmisión intencional y explícita de normas y valores. Desde la familia se le dan al niño las claves que construya sus representaciones globales acerca del funcionamiento de la realidad social. Entre estas claves, envueltas en el clima afectivo familiar, están las propias representaciones de los padres, los modelos de interacción familiar, las expectativas y demandas sociales que pesan sobre el niño, la definición de las tareas evolutivas a las que debe enfrentarse.
¿ Mimetizan los niños los valores de los padres ¿ La construcción de valores ha de tener en cuenta el papel activo que tienen los hijos para asumir o no valores de los padres. No existe una relación directa entre lo que los padres desean y lo que los niños adquieren, incluso aunque las relaciones paternofiliales sean intachables, siempre estará la interpretación que cada hijo haga de la conducta perental y en dicha interpretación se encajarán las propias experiencias, por lo que los valores pueden ser similares pero no idénticos.
Además en las transacciones complejas entre padres e hijos, no sólo se modifican los valores de los hijos, también pueden cambiar el de los padres para adaptarse a las nuevas exigencias y demandas que aparecen a lo largo del ciclo vital de la familia.

2. Relaciones familiares y valores
Hoy en día los espacios de interacción cada vez aparecen más delimitados, para la tercera edad, para los jóvenes, para niños, disminuyendo las posibilidades de roce intergeneracional espontáneo. Quedando éste circunscrito al ámbito de la familia.

Los abuelos ayudan de modo indirecto cuando dan apoyo emocional a los hijos en sus tareas de paternidad y maternidad, alivian la carga de sus ocupaciones, le dan consejo o ayuda económica. Incluso son indirectamente responsables de características como la afectuosidad de los padres o la implicación emocional con los hijos, especialmente la relación abuela-madre.
A través de este tiempo compartido y ese diálogo intergeneracional los nietos van construyendo sus valores en ámbitos espacios-temporales diferentes a los de los padres. Es así como se logran estructura de valores más ricas y elaboradas. Pueden producirse desacuerdos entre los valores de socialización de padres y abuelos o delegar éstos su responsabilidad en los abuelos.

2.1. Valores que los padres desean transmitir a sus hijos

Desean transmitir valores que le faciliten su desenvolvimiento en el mundo exterior, con armonía. ¿Qué valores priorizan?
+ Que faciliten el desarrollo personal: independencia, autonomía
+ Que faciliten las relaciones interpersonales: cortesía, respeto, toler
+ Que faciliten su aprovechamiento escolar: trabajo, esfuerzo,

3. La eficacia de la familia en la socialización de valores
¿Porqué unas familias son eficaces en dicho proceso de socialización, mientras que otras generan contravalores en sus hijos totalmente opuestos a sus familiares?. Una de las razones que ofrecen para explicar que los valores de los hijos con los que desean socializar sus padres es que los hijos perciben erróneamente los valores de los padres. Parece ser que los hijos atribuyen a sus padres los valores que ellos mismos poseen. Un factor facilitador es en aquellos padres que presentan una actitud más democrática, más participativa y dialogante dentro de la familia.

3.1. Contexto familiar, escolar y social: excluyentes o complementarios?

Puede decirse que existe una tendencia a la complementariedad. La familia se especializa en valores de desarrollo personal y relacional, la escuela en valores de eficacia y logro, los amigos en valores de lealtad y compromiso. Parece que la escuela puede tener dificultades para hacer llegar a sus alumnos los valores prosociales, porque los jóvenes no legitiman a sus profesores como competentes para la inculcación de valores que vayan más allá de los académicos.
Si los valores de estos contextos son contradictorio ¿cuál tendrá mayor significación? : en la mayoría de los casos, la propia familia, pero si los valores de la familia están poco interiorizados, los valores de otros contextos irán ganando influencia.
Cuando las familias observan que sus hijos no llevan a la práctica los valores que fomentan, habría que determinar si los valores que dicen los padres que transmiten son los que perciben sus hijos y analizar qué aspectos de las relaciones familiares están ayudando o entorpeciendo la percepción y asunción de los valores.

3.2. Mediadores intrafamiliares de la eficacia de los padres en la socialización de valores

La variable más relevante según algunos estudios es el estilo de disciplina, entendiendo por disciplina familiar las estrategias y mecanismos de socialización que se emplean para regular la conducta e inculcar valores, actitudes y normas, señalando tres estilos educativos: autoritario, democrático y permisivo.
El estilo permisivo , al reducir al mínimo el control parental, reduce su capacidad de influencia en los hijos, además fomentan valores de autonomía pero inhiben valores de solidaridad o la justicia. Si los valores se transmite de modo autoritario su presencia en la estructura de personalidad será epidérmica, poco duradera y difícilmente se interiorizarán, además se favorecen valores deterministas y de conformidad, inhibiendo valores de autodirección.. Las relaciones democráticas son las más adecuadas, puesto que la interiorización del valor requiere que el hijo no solamente capte el mensaje parental, sino que además lo haga suyo y lo interiorice. Hay que dar razones, permitir su opinión y presentarse como modelo a imitar.

Las familias donde la cohesión del grupo es una valor esencial se estimulan los valores de conformidad y obediencia y se corrigen los valores que ponen en riesgo la cohesión.
Los estilos educativos no son suficientes por sí mismos para la transmisión de valores, hay otros mediadores que influyen en la eficacia de la socialización:
· la legibilidad: ¿lo ha comprendido?
· La legitimidad del emisor del mensaje
· La coherencia padre-madre (parental)
· La disponibilidad percibida ¿cuento con ellos cuando los necesito?
· Clima afectivo y pautas de comunicación familiar.
· Permitir tomar decisiones, pero estableciendo límites y haciendoles responsables de las consecuencias de sus decisiones

4. Educación Familiar y desarrollo de valores.

La familia tiene unas características a su favor que le hace contexto priviligiado:
+ Prima el cariño y las relaciones afectivas
+ Buena parte del tiempo está destinada a inculcar valores.
+ la familia es el único contexto que permanece constante
+ La familia se encuentra preocupada por el desarrollo integral


Podríamos decir que dos aspectos fundamentales marcan a la familia de hoy: es el niño que la define, ya sea por su ausencia o por su presencia. Por otro lado, la historia de las personas dentro de las familias no es tan lineal como antaño: el ciclo de vida familiar no es tan previsible, y una misma persona puede pasar por muy diferentes etapas de su vida en cuanto a la familia: celibato, pareja, familia monoparental, familia compuesta, etc..
Por otro lado, la familia se ve amenazada en lo que tiene de más fundamental: dar a sus miembros la identidad de base suficientemente reaseguradora para afrontar los acontecimientos de la vida. La familia antes tomaba a cargo dimensiones muy particulares de la experiencia humana: tiempo de vida, de aprendizaje, de educación, de reproducción y ahora está cediendo algunas de estas funciones a otras instituciones.
De todos modos, y con variantes respecto a etapas anteriores, la familia es claramente el primer contexto de aprendizaje para las personas, en este sentido, es importante aclarar que en su seno aprenden no sólo los niños sino también los adultos. En la familia se ofrece cuidado y protección a los niños, asegurando su subsistencia en condiciones dignas. También ella contribuye a la socialización de los hijos en relación a los valores socialmente aceptados.
Las familias acompañan la evolución de los niños, en el proceso de escolarización, que es la vía excelente para ir penetrando en otros ámbitos sociales diferentes a la familia. Esta, a través de estas funciones apunta a educar a los niños para que puedan ser autónomos, emocionalmente equilibrados, capaces de establecer vínculos afectivos satisfactorios.
Partimos de que los valores, las reglas, los ritos familiares están al servicio de la estabilidad familiar, funcionan como sello de identidad para las distintas familias, están al servicio del sentido de pertenencia. Por otro lado, existen fuerzas internas y externas, como el proceso evolutivo de los miembros de una familia, los conflictos, las crisis que funcionan como agentes de cambio. Del equilibrio entre ambas fuerzas resultará el sano crecimiento de la familia.
Desde una perspectiva evolutivo-educativa, podemos decir que la familia supone:
· un proyecto vital de existencia en común con un proyecto educativo compartido, donde hay un fuerte compromiso emocional,
· un contexto de desarrollo tanto para los hijos como para los padres y abuelos,
· un escenario de encuentro intergeneracional,
· una red de apoyo para las transiciones y las crisis(1).
La educación de los valores en la familia
Partimos de que los valores son elementos muy centrales en el sistema de creencias de las personas y están relacionados con estados ideales de vida que responden a nuestras necesidades como seres humanos, proporcionándonos criterios para evaluar a los otros, a los acontecimientos tanto como a nosotros mismos (Rokeach, 1973 en García, Ramírez y Lima , 1998) . Es así que los valores nos orientan en la vida, nos hacen comprender y estimar a los demás, pero también se relacionan con imagen que vamos construyendo de nosotros mismos y se relacionan con el sentimiento sobre nuestra competencia social.
Según otros autores (Schwartz, 1990) los valores son representaciones cognitivas inherentes a tres formas de exigencia universal: las exigencias del organismo, las reglas sociales de interacción y las necesidades socio-institucionales que aseguran el bienestar y el mantenimiento del grupo.
De esa manera, según Schwartz los sistemas de valores se organizan alrededor de tres dimensiones fundamentales: el tipo de objetivo (trascendencia o beneficio personal; conservación o cambio), los intereses subyacentes (individuales o colectivos), el dominio de la motivación (tradición, estimulación, seguridad). Las teorías implícitas que todos los padres tienen y que se relacionan con lo que los mismos piensan sobre cómo se hacen las cosas y por qué se hacen de tal o cual manera ofician "de filtro" en la educación en valores.
Estas ideas y teorías implícitas se montan sobre experiencias, sobre lo que se ha vivenciado.

Existe en la literatura una extensa discusión sobre cómo se educa en valores: ¿los pequeños interiorizan los valores familiares? ¿o los niños son agentes activos en el proceso de construcción de valores, en el entendido que la relación padres-hijos es una relación transaccional, esto es de ida y vuelta? Nosotros estamos con la segunda posición, afiliándonos así a las nuevas perspectivas constructivistas. En ellas se concibe a la relación entre adultos y niños de doble sentido, aunque se acepte que esta relación es asimétrica.
Esto significa que no sólo cambian y se influencian los valores de los niños, sino también los de los adultos, por ejemplo, luego de tener hijos una persona puede privilegiar más el valor de la seguridad que el de reconocimiento social.
Ciclo de vida familiar y valores
Las familias, como las personas atraviesan diferentes etapas, recorriendo un ciclo evolutivo (Vidal, 1991).
En general se pueden distinguir tres grandes tiempos en la vida de una familia: el tiempo de constitución, que abarca cuestiones tales como elección de la pareja, matrimonio y cohabitación sin hijos, el tiempo de expansión, esto es de la llegada de los hijos, que implica la transición a la paternidad y la vida con hijos de edad preescolar y escolar, y por último un tiempo de reducción, cuando los hijos se emancipan, la pareja vuelve a quedar sola y sin actividad laboral.
En general, las etapas que se inscriben dentro de estos tiempos se definen en relación a estos factores: cambios en la composición familiar, cuando miembros se anexan o se pierden, cambios en la composición en relación a las edades y cambios en la situación laboral de los miembros de la familia.
A grandes rasgos se pueden describir las siguientes etapas:
· constitución de la pareja, cuando la mujer y el hombre llegan a la pareja cada uno tiene una serie de expectativas sobre como debe ser una pareja. Estas expectativas tienen que ver con valores sobre cómo tienen que ser las cosas dentro de una pareja, y en general no se dicen de forma explícita. Estas formas de concebir las cosas pueden ir desde como se deben relacionar hombre y mujer, hasta la repartición de las tareas domésticas ¿quién cocina, lava los platos, hace los mandados, quién ayuda a quién?. En esta etapa el éxito en la separación con las familias de origen es crucial, y cuanto más aglutinadas sean las familias de origen, mayor dificultad traerá consigo la separación, ya que separarse en ciertos casos puede asimilarse a aniquilación y a traición.
· nacimiento de los hijos (con las primeras etapas de vida preescolar y escolar), supone el tener resuelto el lugar que va a ocupar el hijo que llega, el modo de participación de los padres y de sus familias está vinculado con la relación de los padres entre sí y de cada uno con su familia de origen: Aquí se pone en juego cómo se debe educar a un niño o a una niña, y en general lo que se quiere de los hijos, si esto se define por repetición o por oposición a lo que los padres han vivido ellos mismos en tanto hijos; cuanto se asigna externamente a ese hijo que llega, desde la misma manera de esperarlo, del lugar que se le asigna, desde el nombre que se le pone, etc.
La cuestión del nombre: si el mismo ya existe en la familia, si es un nombre a "estrenar", tiene que ver con las expectativas y valores que los padres ponen en juego desde el inicio en la relación con ese hijo: se va a llamar como el abuelo, como el tío, y por qué, para llenar un espacio que ha quedado vacío, si se quiere repetir la historia de alguien que ha sido muy inteligente, muy afectuoso, muy exitoso en la familia. La distribución de tareas en el cuidado de los hijos es un tema fundamental en la educación, quién se levanta de noche, quién lo baña y quién le da de comer definen valorizaciones, formas determinadas de encarar los vínculos.
· adolescencia de los hijos ,que se estudia en forma separada de las etapas anteriores, por el impacto que tiene tanto en los adultos como en los mismos adolescentes. En esta etapa los hijos se plantean el por qué, el para qué, el sentido de la vida, qué quieren hacer, cómo quieren vivir. A través de estas preguntas, el adolescente también "mueve" a los padres, y los lleva a replantearse sus propias opciones al respecto. Pueden darse conflictos de valores, enfrentamientos, con la diferencia que el adolescente tiene tiempo por delante para resolver estos temas, mientras que los padres no. Esta etapa puede resolverse mediante el control férreo de parte de los padres o por el contrario, por una indiscriminación entre padres e hijos, que funcionan como amigos.
· partida de los hijos del hogar parental, es también una etapa movilizadora para los padres, porque coincide con la disminución de la potencia en el hombre, la pérdida de la capacidad de reproductora en la mujer, la transición de una vida laboral activa a la jubilación. Cómo se viva esta etapa va a depender de cuán diferenciados hayan estado los subsistemas parental y conyugal, como para poder permitir al hijo partir sin culpa.
· pareja nuevamente sola, que se ha dado en llamar etapa del "nido vacío", en ella se suelen invertir los roles, los hijos deben cuidar de sus padres, de cómo se hayan sentido cuidados, protegidos y atendidos los hijos como tales dependerá como puedan vivir esta etapa.
Estas etapas pueden variar: en algunas culturas o en algunas subculturas el ingreso a la vida adulta se hace sin transitar prácticamente por la adolescencia, en otros casos, no se puede hablar de nido vacío, ya que las nuevas unidades familiares se construyen en presencia de por lo menos una de las familias de origen, a tal punto que algunos autores han hablado de "nido repleto".
Cada una estas etapas implica el cumplir con determinadas tareas, implica conflictos básicos a resolver, que de no enfrentarse en su momento, se arrastran a etapas posteriores.
Valores y reglas
Las reglas familiares son en general implícitas y provienen de las familias de origen y se transmiten de generación en generación. Las reglas pueden funcionar como vehículos concretos de expresión de los valores, ya que en general responden a una determinada escala de valores, sea esta explícita o no. También pueden responder a la tradición y ser el principal obstáculo para el cambio. Las reglas familiares constituyen indicadores comunicacionales por excelencia. A través de ellas se determina quién habla con quién, quién tiene derecho a qué, cómo se expresan los afectos, qué se penaliza, que se premia, a quién le corresponde hacer qué.
Las reglas en todo caso deben ser flexibles, cambiar a lo largo del ciclo familiar y estar al servicio del crecimiento de los miembros del grupo.
Es interesante detenerse en el análisis de las reglas y sus características.(Gimeno, 1999)
En primer lugar, las reglas tienen diferentes contenidos: las hay organizacionales o instrumentales, son las reglas que regulan los horarios, las tareas domésticas, las rutinas.
Las reglas más importantes para la teoría sistémica son las que regulan las interacciones entre los miembros, cuáles son las distancias a tener con los miembros de la familia extensa, con los amigos, los vecinos y también la intimidad y la forma de expresar el afecto entre los miembros de la familia nuclear
Existen reglas que hacen referencia a las formas de apoyo y se vinculan al cuándo se pide ayuda a quién y cómo.
Otras reglas regulan la manera de proceder ante los conflictos, cómo se enfrentan, y en el caso de hacerlo, cómo se resuelven. Si la regla básica de una familia es "no tenemos conflictos", se sancionará a todo aquel que intente denunciar uno.
Por último, los secretos familiares que existen justamente porque son violatorios de escalas de valores o constituyen un riesgo para el prestigio familiar, son regulados mediante reglas. Cuanto se cuenta, a quién, con quién se comparte el secreto, con quien se hacen alianzas en tal sentido, todo ello depende de la aplicación de ciertas reglas.
Las reglas cuando están al servicio de las metas y los valores familiares contribuyen al crecimiento de la familia, pero si su número es excesivo pueden resultar un factor estresante: La consistencia de las reglas esto es, reglas claras que indican a las personas los límites entre lo que se puede y lo que no, colaboran para dar seguridad a los hijos.
Algunos autores como Stenberg (1992 en Gimeno, 1999) hablan de poder ejecutivo, legislativo y judicial en la familia, pidiendo prestados términos jurídicos, haciendo referencia a la aplicación de reglas en la familia. El poder legislativo se encarga de enunciar normas, el poder judicial determina si ha habido incumplimiento de las mismas, y el poder ejecutivo es quien se encarga de que las normas se cumplan.
En las familias de corte tradicional, el padre representa el poder legislativo, mientras que a la madre, que en general está en mayor contacto con los hijos, corresponden los otros dos poderes.

Más allá de la estructura, la historia, la cultura, la composición de la familia sus funciones primeras siguen siendo las mismas: favorecer lo mejor posible a nivel de las relaciones, las condiciones necesarias y suficientes de un dispositivo que permita favorecer la capacidad psíquica de cada uno de sus miembros para producir sentido a fin de inscribir su existencia en su historia y la de los otros. La relación padres-hijos, a través de la educación en valores, constituye la primer y fundamental escena de esta meta a lograr. (Lefebvre, 2000)

1 comentario:

pedro felix pasion dijo...

Excelente aporte acerca de la enorme importancia de la familia en el desarrollo de los niños. faltaria especificar las caracterisiticas que presentan los extremos familiares.