domingo, 16 de diciembre de 2007

Mejorar como Padres

PARENTALIDAD POSITIVA: ORIENTACIONES BASICAS

1. Orientación a resultados: padres y madres de familia necesitan tener plena conciencia de los efectos de sus acciones en el comportamiento de sus hijos e hijas. Asimismo, necesitan tener claros los logros que esperan que sus hijos alcancen para actuar en consecuencia y ayudarles a desarrollarse
integralmente con toda libertad.

2. Autocontrol: en las relaciones de familia se presentan situaciones o comportamientos de los hijos e hijas que no necesariamente responden a las expectativas de los padres. En estos casos, padres y madres necesitan poder autocontrolar sus emociones para reaccionar de manera constructiva ante
cualquier situación problemática. Su propio ejemplo de autocontrol es un importante referente al que acuden los hijos para aprender ellos mismos a autocontrolarse.

3. Percepción de efectividad como padres o madres: sentirse capaces de que como padres y madres de familia están desempeñando bien su función es el mejor aliciente para continuar las buenas
prácticas y buscar aprendizajes que les ayuden a ser mejores.

4. Empatía: este es el sentimiento fundamental de la inteligencia emocional que se aprende en los primeros años de vida en el seno del hogar. Por otra parte, el ser empáticos permite que padres y madres de familia puedan atender mejor las necesidades de sus hijos y apoyen y estimulen cada uno de sus intentos de desarrollo.

5. Atención positiva: ni el desinterés ni la sobreprotección por parte de padres y madres de familia
son beneficiosos para el adecuado desarrollo de los niños y las niñas. Para que ellos y ellas se desarrollen adecuadamente hace falta la atención positiva de sus progenitores, la cual se basa en el estilo democrático de parentalidad.

6. Solución de problemas y toma de decisiones: la construcción de una rica interacción entre padres e hijos en la primera infancia, requiere que los progenitores resuelvan eficaz y eficientemente los
problemas cotidianos. Este comportamiento sirve a la vez de modelo a los niños para que aprendan a resolver sus propios problemas.

7. Potenciación del desarrollo: el conocimiento pleno de lo que se espera en cada área del desarrollo infantil permite a los padres enfocarse adecuadamente en los resultados que deben propiciar.
Por su parte, la lectura de materiales de calidad y la capacitación en estrategias didácticas y de estimulación convierten a los padres y a las madres de familia en verdaderos potenciadores del óptimo desarrollo de sus hijos e hijas.

8. Orientación a la democracia: la familia es el mejor foro donde aprender a vivir en democracia.
Padres y madres de familia democráticos respetan la individualidad de sus hijos y reconocen y estimulan en ellos el derecho a tener un criterio propio, a expresar sus opiniones aunque difieran de las de los adultos y a tomar sus propias decisiones incluso desde las más tiernas edades.

9. Regulación del comportamiento de los hijos: una de las preocupaciones más comunes entre los padres de familia es saber disciplinar a sus hijos; lamentablemente en muchos casos se llega a
concluir que la parentalidad es la habilidad de imponer disciplina a los hijos. Estructurar el mundo de los hijos y establecer normas que les ayuden a organizar su comportamiento es una de las funciones de los progenitores, pero igualmente importante es la aplicación de estrategias para enseñar a sus hijos a
dominarse a sí mismos por convicción propia. El autocontrol y la autorregulación son destrezas emocionales básicas que empiezan a adquirirse en la primera infancia y permiten en el largo plazo la formación de un carácter emprendedor, disciplinado y mejor preparado para afrontar las frustraciones de la vida.

10. Liderazgo: padres y madres de familia dirigen el rumbo de sus familias, por lo tanto necesitan poseer las cualidades de un buen líder para infundir confianza en sus hijos y motivarles a seguir su ejemplo.

11. Comunicación efectiva: la buena comunicación es fundamental para mantener una relación armónica entre los miembros de la familia. Aprender a comunicarse con los hijos y las hijas desde el primer día de nacidos es fundamental para garantizar el mantenimiento de relaciones nutrientes y estrechas. Los beneficios de adquisición de mejores estrategias de comunicación no son sólo exclusivos de las relaciones entre padres e hijos sino que pueden extenderse a la pareja y a otros
ámbitos de convivencia.

12. Capacidad de asombro: en la etapa de la primera infancia, cuando el niño y la niña empiezan a descubrir el mundo que les rodea y se asombran con cada cosa y fenómeno nuevo que conocen, es sumamente importante que encuentren padres estimulantes que compartan su mismo asombro por las maravillas que descubren en su avanzar por la vida.

13. Habilidades lúdicas y sentido del humor: jugar y reírse son dos características fundamentales para construir una inteligencia emocional fuerte. Antes de los seis años, la mayoría de los aprendizajes se obtienen a través de experiencias de juego y las frustraciones propias de la edad se superan mejor con buenas dosis de carcajadas. Padres y madres necesitan jugar y reírse más con sus hijos y disfrutar al máximo de esos efímeros primeros seis años.

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